sábado, 20 de abril de 2024

Comprometidos

En varias de las últimas entradas, esta bitácora se ha puesto a revisar las reacciones oficiales en Flandes y en Valonia a la declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe más polémica de los últimos tiempos. Antes de entrar en el objeto de esta entrada, tiene su guasa que la Iglesia Católica, que quiere decir universal, carezca de una página para Bélgica, aunque esté en dos (¡o tres!) idiomas, y que tenga dos totalmente independientes, cada una de ellas en francés y flamenco, respectivamente. Vamos, que, desde el punto de vista de la organización eclesiástica, Bélgica ha dejado de existir. El otro día recibí en casa un folleto de Cáritas... francófona; parece que la caridad, en Bélgica, tiene lengua.

Claro, la pregunta que se planteaba al final de las últimas entradas sobre el particular es si queda alguien por aquí con las ideas ortodoxas bien amuebladas en la cabeza. Es una pregunta que nos seguiremos planteando, pero que no vamos a responder de momento, porque volvemos a la serie sobre políticos belgas, en la que nos vamos a plantear qué tal le va al partido católico belga de toda la vida que prácticamente siempre ha estado en el Gobierno y si la deriva mundana y políticamente correcta de las autoridades eclesiásticas belgas y la reducción hasta extremos dramáticos de la población que se considera católica, y mucho más de la que practica la religión, ha tenido consecuencias en el partido político católico. 

En España, partido católico como tal hace mucho tiempo que no lo hay. A ver, me refiero a un partido confesional, cuyo ideario esté totalmente en conformidad con la doctrina y (importante el "y") al que los obispos españoles y la conferencia episcopal no pongan palos en las ruedas. Si nos remontamos a la Segunda República tenemos la CEDA y sus componentes, Acción Española, Falange, la Comunión Tradicionalista, el Partido Agrario, el Partido Nacionalista Español, el PNV o la Lliga Regionalista... ¡Será por partidos católicos, en aquel entonces! Pero, desde la vuelta en 1977 al sistema multipartidista, en España no hay ningún partido confesional con esperanzas de obtener representación. La mayoría de los católicos españoles actuales vota a los peperos o a VOX, cosa que espero que Dios les perdone, pero sólo porque es misericordioso.

En Bélgica, donde no ha habido ninguna interrupción prolongada del sistema de partidos desde la fundación del país, el Partido Católico se fundó más o menos en 1868 a partir de una federación de los círculos católicos belgas que existían por todo el país y poco después se convirtió en el principal del país, obteniendo mayorías absolutas en sucesivas elecciones y, por consiguiente, poco menos que determinando la figura del primer ministro. Cambió de nombre un par de veces, pasando a ser Unión Católica o Bloque Católico, pero ya se ve que hay una palabra que no cambia. Aquello era un partido confesional como la copa de un pino. No, no los mandaban los eclesiásticos, pero la Iglesia Católica lo inspiraba todo. También es verdad que, tras la Segunda Guerra Mundial, llegaron dos fenómenos para confundirlo todo. En primer lugar, el Concilio Vaticano II y la reforma litúrgica que vino a arrinconar el latín y a dar más protagonismo a las lenguas vernáculas. En España, cambiar el latín por el castellano, que lo hablamos todos, no tuvo que ser muy complicado, pero esto es Bélgica y aquí el latín era un elemento de unión que desapareció por las buenas. A eso se añadió, más o menos por esas fechas, la división lingüística, así que el partido católico (repito que "católico" significa "universal") se dividió en dos fracciones que, con el tiempo, llegaron a ser: en Valonia, el Centro Democrático Humanista; en Flandes, los Cristiano-Demócratas de Flandes. Los dos, cada uno en su sitio, aunque ya no eran hegemónicos, sí que iban entrando en gobiernos, pero poco a poco iban perdiendo fuerza, hasta que empezaron a entrar en barrena.

Y es que, en Flandes, la irrupción de la Alianza Neoflamenca y no digamos de Vlaams Belang ha lanzado al votante católico, si es que queda alguno, lejos de la democracia cristiana. El que me conoce y lee sabe que la democracia cristiana me parece un engendro satánico que no puede traer nada bueno, y probablemente uno de los efectos perversos de ese engendro satánico consiste en que lanza a votantes católicos a opciones igualmente poco deseables y con ribetes racistas, como son ésas dos, que no son católicas y tienen que recurrir a otras cosas para aglutinar a sus votantes ¿Qué ha hecho el partido católico flamenco, para remediar la fuga de votantes? Pues parece que ha deseado ser original, porque ha decidido dar el mando a un musulmán, arrejuntado, y hasta donde yo sé no casado, con otra musulmana. Creo que si el cardenal Mercier levantara la cabeza no le gustaría nada lo que está pasando por aquí. Mejor será que no le digamos que el presidente del partido, Sammy Mahdi, tuvo la humorada de participar en un concurso televisivo de drag-queens el año pasado. De hecho, lo ganó, cosa que queda clara con la imagen que ilustra esta entrada, que no, no es de una mujer.

Parecía que no podía haber nada peor, pero eso es porque no hemos visto la evolución del antiguo partido católico en Valonia. Hace dos años decidió cambiar de nombre. Lo de "Centro Democrático Humanista" ya era un nombre bastante sospechoso, al menos para un español como yo, que sabe que en España existe una cosa llamada Partido Humanista, la cual resulta difícil de comprender y tiene fama de secta. Ahora, el antaño partido católico belga se llama en Valonia "Les Engagé(e)s", que podemos traducir como "Los (las) comprometidos (-as)", abandonando toda referencia católica. El otro día, como estamos de elecciones, me dejaron un pasquín en el buzón y, la verdad, uno se pregunta a veces cómo los católicos caemos tan bajo, suponiendo que los que quedan en ese partido sigan teniéndose por católicos, cosa que está lejísimos de estar clara.

Con semejantes mimbres, el cesto da para lo que da. Entre la jerarquía episcopal bramando porque se acepten los actos homosexuales como correctos y entremos en el celibato opcional, los políticos otrora católicos borrando toda seña de identidad de su ideario y la asistencia a misa y a la celebración de sacramentos en mínimos históricos, buscar algo de ortodoxia en Bélgica es una tarea enormemente complicada. Con lo que queda en el aire la pregunta: ¿queda alguien?

Pero eso tocará responderlo en otra ocasión, porque hoy se hace tarde.

sábado, 13 de abril de 2024

Geobloqueo

Los españoles (o, al menos, este español) tienen un ligero problemilla cuando se trata de permanecer en contacto con las raíces de uno. Puedes seguir programas de radio, leer periódicos, llamar a tu familia o a tus amigos, si los tienes, peeeeero... cuando hablamos de la televisión, hay veces que el geobloqueo joroba, y joroba mucho. Hay retransmisiones que me gustaría ver, pero, si no estoy en España, el sistema me detecta, me descubre, me bloquea y me quedo con un palmo de narices. Que sí, que las VPN existen, pero son un engorro y no tengo yo muy claro lo que pueden hacer con los datos personales de los clientes.

Parecía que ya quedaba menos para que esto terminara, al menos en la Unión Europea. Y eso que es la línea roja de las cadenas de televisión, que se movilizaron desesperadamente a finales de 2023 para influir en los eurodiputados que estaban discutiendo el asunto. La comisión de mercado interior del Parlamento Europeo, que está mucho más llena de economistas que de culturetas, estaba dando la vara pidiendo la eliminación del geobloqueo a partir de 2025. Con esto, se acabaría el sistema de cesión de derechos por país, es decir, habría menos pasta, así que los lobistas se emplearon a fondo para evitar que el Parlamento opinara sobre la cuestión y la Comisión la tomara en cuenta para el próximo quinquenio como uno de sus expedientes prioritarios. El Parlamento se ha dedicado a abortos varios, total pa ná, así que parece que la cosa les ha salido razonablemente bien a las compañías de televisión, al menos de momento ¿Y cómo se hacen estas cosas? De momento, eligiendo bien a tus diputados. Ahí, lo tenían fácil. Aunque el diputado elegido no sepa leer ni escribir, queda bien defender el geobloqueo para proteger la cultura y pasar por intelectual. Y, de momento, la coalición de productores, distribuidores, autores, directores, tanto europeos como estadounidenses y tararí, tarará, parece que se ha salido con la suya.

Los campeones de la excepción cultural son los gabachos. Todos a una, tras algún que otro lío (se suponía que la mayoría eran liberales, pero se ve que sólo lo son de cintura para abajo), han votado en contra de eliminar el geobloqueo. Por no hablar de los estadounidenses, que no se sabe si están a favor o en contra del geobloqueo europeo, pero que seguro que han dicho algo. O de los sistemas de video a petición (¿se dice así? "Demanda" me gusta muy poquito). Los consumidores, como de costumbre, tienen lo del lobby mucho menos controlado y sus asociaciones tienen cierto margen de mejora en la defensa de lo suyo, que se supone que es lo nuestro. De hecho, el lobby audiovisual desliza que, en realidad, nadie quiere ver contenidos de otros países, y que se trata de un problema de expatriados ricachones que viven en Bruselas y que el resto de los europeos passssa ampliamente del asunto.

Creo que no soy la persona más adecuada para refutar este último argumento... De hecho, cuando estoy en España no veo nunca la televisión, y menos las cadenas extranjeras. Esto no es como la itinerancia de los móviles, que también fue una batalla larguísima, en la que las compañías telefónicas pusieron pies en pared, total para que llevemos la tira de tiempo con la itinerancia gratuita, sin que nadie se acuerde del sistema anterior y sin que ninguna compañía telefónica haya quebrado.

En fin, que ahora hay elecciones, no sólo vascas y catalanas, sino también belgas y europeas. Ya volverá la cuestión en algún momento del próximo mandato, pero la cosa todavía tardará mucho en madurar, al menos mientras los países productores, que son Francia, sobre todo, pero también España e Italia, puedan bloquear los proyectos en el Consejo. A ver quién es el guapo, en España, que se mete con el mundo de la cultura, los creadores, los del Goya y el clan de la ceja...

Pues hala, a jorobarse o a tirar de VPN. Tampoco es una cuestión de vida y muerte, sino los típicos problemas del primer mundo.

Uno, que se hace blando.

miércoles, 3 de abril de 2024

Tractores

Quien más, quien menos, ya sabe que los agricultores europeos están molestos con ciertas políticas que, según ellos mismos, les ponen en mala situación, así que llevan algún tiempo protagonizando disturbios. Muchos de los españoles residentes en España con los que he hablado creen que tal cosa sólo se ha producido en nuestro país, así que es cosa de aclarar que no, que ha habido movilizaciones, llamadas coloquialmente tractoradas, por toda la Unión Europea, y Bruselas ha sido una de las protagonistas, como no podía ser menos. Al fin y al cabo, yo no estoy muy seguro de dónde se urden las medidas que amenazan con colapsar al sector primario europeo, pero todo el mundo sabe dónde se aprueban formalmente las susodichas medidas, y sí, es en Bruselas.

Al llegar esta altura, tengo que confesar que mis simpatías están con el sector primario. Todos mis antepasados, pero todos, han sido agricultores. Gracias al sector primario he estudiado... para poderlo abandonar. Sin embargo, eso no me privó durante mis estudios de esgrimir la azada durante las que eran vacaciones para mis compañeros y escardar la tierra, modelar caballones y desherbar terreno. O de madrugar para regar, según cuándo pasara el turno de riego por los campos de la explotación familiar. O de mezclar herbicida con agua y pasar campos de mochila hasta no dejar hierba con vida, con diecisiete años y sin carné de manipulador, cosa que ahora es imprescindible para cualquier adulto y directamente prohibido para menores de edad. Sí, eran tiempos durillos, pero, una vez pasados, hasta los miro con simpatía, cuando no con nostalgia. Así que, sí, claramente, a pesar de trabajar actualmente en un despacho con aire (más o menos) acondicionado, entre quienes están en un despacho como el mío fastidiando a los agricultores, y los propios agricultores, me quedo con éstos de calle.

Así y todo, hay quien se desmanda. El primer día de febrero, los tractores tomaron la plaza de Luxemburgo, por donde paso forzosamente para ir a trabajar y donde, fatalmente, se encuentra la sede del Parlamento Europeo, así que es un lugar idóneo para obtener visibilidad. Los agricultores ocuparon la plaza, la bloquearon y allí no pasaba nadie... bueno, excepto yo, que iba en bicicleta y me escurrí entre tractor y tractor. Aquello estaba animado y algunos se habían puesto a asar salchichas a la brasa. Con gusto me hubiera quedado a hacer el cabra, pero el deber llamaba a atravesar la masa y, en una calle adyacente, incorporarme a mis funciones que, a Dios gracias, no tienen nada que ver con la agricultura.

Digo yo, además de salchichas, alguno debió pasarse con la cerveza y, en lugar de ponerse a conducir los John Deere o New Holland chulísimos que llevaban, se dedicaron a montar una hoguera en la plaza y a abatir la estatua que la presidía. Luego, algo más serenos, se fueron en sus respectivos tractores. Desde entonces, han aparecido un par de veces más por la plaza, dejando la zona ajardinada central, donde los lechuguinos protofuncionariales con aspiraciones que abundan por Bruselas se aparean los jueves por la tarde, hecha un asquito.

Las autoridades municipales declararon que los daños a la estatua eran irreparables. Sería para dar pena, porque a los dos días la estatua estaba allí de nuevo, subida a su pedestal, como si tal cosa sin que su apariencia hubiera sufrido alteración alguna. Donde sí se han puesto a currar es en el césped central, acusando a los agricultores en sus dos o tres marchas de haberlo dejado en un estado lamentable. El mismo sitio es hollado todos los jueves por miriadas de jovenzuelos acervezados en busca de apareamiento, pero nadie parecía sospechar que ésa sea la causa principal del estado del césped.

Sea como fuere, se han puesto manos a la obra. El concejal de espacios verdes del municipio, un tal Yves Rouyet, dijo que los "afterworks" (es decir, los jovenzuelos) ya habían pisoteado lo suyo el césped, y que los agricultores, que habían quemado neumáticos, habían terminado de estropearlo. Yo vi neumáticos ardiendo, sí, pero no sobre el césped, pero vale, quizá se me escapara algo. El caso es que quieren excavar cuarenta centímetros para descontaminar la tierra, replantar el césped, meter cuatro árboles, unos bancalillos con setos y reparar las baldosas estropeadas. Oye, igual quedará bien y todo. Gracias, agricultores.

A primeros de marzo, el concejal decía que la estatua, que había ardido, pero supongo que poco, porque las estatuas son un combustible pésimo, había sido salvada de las llamas. Que había sufrido daños importantes, una grieta enorme y había perdido la capa superior de pintura; total, que la habían llevado a Gante a que la repararan unos especialistas que ya digo que no debieron tardar mucho, porque a los dos días ya estaba por allí.

No sé cómo quedará la plaza. Yo, personalmente, la evito todo lo que puedo, y más los jueves por la tarde, pero estoy por echar una miradilla a ver cómo se apañan las bandas de "afterworks", como dice el concejal, para hacer lo que hacen siempre, ahora que el espacio está en obras y a despecho de que se acerque el buen tiempo. Espero que terminen antes de que llegue la primavera de verdad, porque, si no, se les va a hacer tarde. Como ahora.