jueves, 24 de abril de 2014

Ucrania, Rusia y la soberanía popular

El comentario de Fernando es bastante pertinente, creo. Por una parte, la Unión Europea como pagana de absolutamente todo lo que pase en Ucrania; por otra, Rusia y los Estados Unidos dándose de capones. Es cierto que eso es bastante básico, pero tiene que ver lo suyo con la realidad.

Yo deseo que las cosas se calmen un poco, antes de que lleguen a un punto de no retorno, y eso puede ocurrir poco más o menos en cualquier momento. En cuanto a alguien se le pase la mano, habrá lío, y mucho lío.

Una desventaja de los gobiernos modernos es que dependen mucho del apoyo popular, un apoyo que, de por sí, es bastante veleta y manipulable. Eso no pasaba en los buenos viejos tiempos del Antiguo Régimen más que en circunstancias excepcionales. Carlos II, por ejemplo, era un tipo raquítico, apocado, escuchimizado, se pasó todo su reinado perdiendo guerras contra Luis XIV y, sin embargo, se mantuvo tranquilamente en su trono hasta el fin de sus días, y no sólo eso, sino que sus súbditos se le mantuvieron notablemente fieles, como cuando Luis XIV atacó Nápoles y Sicilia contando con un alzamiento popular contra la Monarquía Hispánica, y se encontró con que los napolitanos y sicilianos querían realmente a Carlos II, un rey que sólo habían visto en pintura. Y no es que la pintura le favoreciera mucho. Felipe II tuvo el sonoro fracasó de la Armada Invencible, que, si hubiera sucedido hoy, no quiero ni pensarlo, y sin embargo entonces no tuvo ni que cambiar de ministro. Vamos, que, en aquel entonces, los gobernantes derivaban su legitimidad del derecho divino, y eso daba gobiernos notablemente estables que hacían de su capa un sayo, y aquí paz y después gloria.

Hoy, no.

Hoy, los gobiernos dependen del apoyo popular, las oposiciones que en el mundo son se han hecho muy eficaces a la hora de manipular al personal, y a la que menos te lo esperas te montan un pitote que te vas a enterar. Desde que Luis XVI fuera guillotinado, los gobernantes tienen un puntito de acojone bastante evidente, y no digamos desde lo de Nicolás II.

Pero es que, además, en Rusia, el oficio de gobernante es peligrosísimo. El porcentaje de monarcas que han sido apiolados es desusadamente alto, aunque casi todos lo fueran por intrigas palatinas, no por rebeliones populares a gran escala. Eso hace que, incluso gobernantes con una base de poder tan estable como Putin, tengan necesidad de seguir subiéndose al carro de lo que es popular y guay, para evitar que le sieguen la hierba bajo los pies.

Yo creo sinceramente que Putin se quedaba con Crimea tranquilamente, y hasta aquí hemos llegado. Pero, como los de Kíev se pasen demasiado dando caña a los rusófonos del Donbass, no va a tener más remedio que intervenir, porque, ¿a santo de qué, si no, se las podrá dar de protector de la "rusidad"? Malamente... Y lo que da votos y apoyo popular en Rusia es, precisamente, ser nacionalista, por eso lo son prácticamente todos.

¿Y los de Kíev? ¿Van a negociar a gusto con los del Donbass, para darles la autonomía que piden? Pues no creo. Después de todo, las elecciones allí son dentro de cuatro días, están poco menos que en campaña electoral, y a ver quién es el guapo que se presenta a las mismas, no ya sin Crimea, que eso ya se da por hecho, sino habiendo cedido ante los chicos del Donbass. Eso no da votos. Lo que da votos es ser nacionalista, y por eso tenemos a los chicos del Sector de Derechas, que sólo es una forma de traducir esa expresión, pero no la única, y a todo el mundo dándoselas de más ucraniano que nadie.

Cuando se juntan dos nacionalistas sobre el mismo centímetro cuadrado, la cosa tiene todos los visos de acabar complicándose, y aquí estamos en ello. Ambos gobernantes tienen que salirse con la suya por mera supervivencia, porque, si no, a saber qué sucede. Yo estoy seguro de que si, en agosto de 1914, los austrohúngaros hubieran sabido en qué se estaban metiendo, hubieran manejado el asesinato del archiduque Francisco Fernando de otra manera; como no lo sabían, se pusieron a retarse con los serbios a ver quién la tenía más larga, y pasó lo que pasó. No son los tiempos de Felipe IV, que pudo permitirse perder Portugal y, así y todo, ha pasado a la historia con el sobrenombre de "el Grande" y murió en su cama con la corona puesta. Son más bien los tiempos de Gorbachov, que, al perder la guerra fría, se llevó una patada bien fuerte en el trasero y, cuando muera, será más llorado en el extranjero que en casa.

4 comentarios:

  1. O sea, que básicamente el problema es el nacionalismo. En éste y en otros conflictos, supongo. Lo que ocurre es que el personal siempre ve la paja en el ojo ajeno y no lo que todos sabemos cuando critica el nacionalismo. Yo, como vasco que soy, lo se de buena tinta. A mi los patriotas me dan una pereza tremenda, y los que más los que tengo más cerca. Pero claro, ver a los muchachos de aquí con lo de que somos los mejores del mundo con diferencia, ver a los otros con la marca España, cuando todos ellos son los que más han contribuido a que cualquier prestigio, si es que alguna vez lo hubo, se pierda en el olvido...
    Y Rusia pues lo que tu dices con más talento que yo, nacionalismo a tope. Ucrania, pues lo mismo. Si es que a mi lo de la bandera me resbala hace muchos años...

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  2. El problema es que Rusia prohibió varias veces el idioma ucraniano (¿no te recuerda esto algo?), y sigue negando la misma existencia de los ucranianos como pueblo. Utilizan el tema de idioma para "defender la población rusófona". Raro, porque en Kirgistán, donde esta población fue machacada y muchos inclusive corrían peligro de muerte, no se defendió a nadie. Ah, claro, con el gobierno del país se tenían intereses económicos. En Ucrania el ruso tiene amplios derechos, existen escuelas, en aquellas regiones los ucranianos tienen dificultad de encontrar una escuela ucraniana para sus hijos, se puede vivir tranquilamente utilizando el ruso. Pero exigen que el ruso sea el estatal, no quieren saber nada del ucraniano (casualidad, idioma de la mayoría). Vamos, como si los catalanes lo exigieran en España, para poder vivir con el catalán hasta en Andalucía. O los vascos, je je.

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  3. Maybe Kandalaksha, lo de la marca España es un instrumento de marketing manejado por aficionados. Pero eso le toca a la siguiente entrada.

    Inmigrante, yo conozco al menos a un catalán que exige precisamente que el catalán sea oficial en toda España. Vascos, lo que es vascos, no conozco a ninguno con esas pretensiones (menos mal).

    Esto acabará mal, y esperemos que no acabe demasiado mal, por el bien de todos. De momento, lo único realmente seguro es que en esta historia es imposible identificar buenos y malos, como suele hacerse.

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  4. Un catalán que otro. Pero la mayoría de los rusohablantes que están respaldados por Rusia, eso es lo que quieren: el idioma del estado ruso. Bueeeno, junto con el ucraniano. Y nada menos.

    Sí, tienes razón. Hasta lo ocurrido en Odesa parecía que esto se acaba rápido y bastante bien..... Pero....

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