En Rusia, a diferencia de Europa, los impostores que se hicieron pasar por monarcas legítimos o, al menos, con un derecho legítimo a acceder al poder, tuvieron bastante éxito. Se pueden distinguir tres períodos donde hubo el suficiente desenfreno como para que pasaran cosas raras:
1.- El primero fue cuando tuvo lugar el único cambio de dinastía en Rusia. Los Rúrik se extinguieron en 1598, en la generación siguiente a Iván el Terrible (que, por cierto, también puso de su parte para contribuir a la extinción) y, hasta la subida al poder de los Románov, en 1613, pasó de todo, hasta el punto de que ese período sigue llamándose el "tiempo confuso". Hubo lugar para múltiples impostores y, de entre ellos, destaca el único que tuvo un éxito total: el primer falso Demetrio, o Pseudodemetrio I, para ponerlo todo en una palabra, que fue el único de todos los impostores rusos, y hasta diría que de cualquier sitio, que logró pisar el palacio real (en este caso, el Kremlin), en calidad de jefe de todo.
2.- El segundo período tuvo lugar en el complicado siglo XIX ruso, en particular debido a que las leyes sucesorias de la monarquía rusa eran un asco y daban lugar a interpretaciones de lo más variopinto. Si a ello añadimos unos cuantos asesinatos, un par de zares encarcelados de pequeños, y la famosa princesa Tarakanova, la del cuadro, pues no es de extrañar que salieran impostores a saco. Y, uno de ellos, que no sé ni cómo logró engañar a nadie, montó una guerra civil que le convirtió por un tiempo en el amo de la región del Volga.
Por fortuna, Pablo I impuso la cordura y codificó las leyes sucesorias rusas de manera impecable. Tan impecable, que ahora mismo no hay nadie que las cumpla estrictamente, así que los actuales posibles candidatos a la sucesión de los Románov siguen a la greña entre ellos. Pero, entre su reinado y el final de la monarquía, la cosa funcionó como un reloj.
3.- Y el tercer período fue el que siguió a la matanza de la familia imperial en Ekaterimburgo y es el que ha dado lugar a más películas y jaleos, suponiendo que una de las princesas, Anastasia, se había logrado escapar de la matanza. Supongo que tiene bastante que ver que no hubiera una confirmación oficial de los detalles del asesinato de la familia imperial hasta varias décadas después. Creo que faltan dedos de una mano para contar las señoras que se hicieron pasar por Anastasia Románova, de las que la más famosa fue Anna Anderson, que supongo que era la más convincente, porque posiblemente, como no estaba muy allá del coco, sí que creía ser de veras la princesa, aunque en realidad las cosas están totalmente claras ahora, después de que las tumbas fueran descubiertas y de que se descubrieran las cositas que se pueden hacer con los análisis de ADN.
De momento, lo que se ha sacado con esta última parte son bastantes películas. Todo el mundo sabe cosas de Anastasía Románova, pero seguro que no tantas de los otros dos períodos poco claros, y eso que son mucho más interesantes.
Pues eso, a ver en una de las próximas entradas escribo sobre la inflación de demetrios que hubo en Rusia a principios del siglo XVII.
Recientemente hice una entrada sobre impostores en Rusia http://www.frodorock.blogspot.com.ar/2015/04/imposturas-vengativas-ii-pugachov.html
ResponderEliminary después de terminarlo llegué a este posteo tuyo que por lo que veo es una parte II. ¿cuál es la parte I? ¿hay parte III?
Muy buen Blog!
Saludos!!
Aquí están las diez entradas sobre el asunto, y alguna que se cuela: http://shaurma.blogspot.be/search?q=impostores&max-results=20&by-date=true
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