En Rusia, los padres no tienen por qué preocuparse de nada específico. Está Ded Moroz, que a cualquier niño de siete años ya le queda clarísimo que es un impostor, y que son los padres los que traen los regalos. Eso de exponerse tanto, de llevar una evidente barba postiza y de que las calles y los colegios estén llenos de personajes disfrazados, está claro que acaba por pasar factura.
No saben esos padres rusos la suerte que tienen.
Los Reyes Magos son mucho peores para las ojeras de los padres. Y eso que venimos de la cabalgata.
Las doce de la noche, y este niño que sigue sin dormirse. Con las ganas que tengo de poner los regalos y meterme en la piltra...
С Рождеством Христовым!
ResponderEliminarუფლისციხე, ¡igualmente!
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