En los monasterios en Rusia, como en cualquier lugar destinado al culto, se deben guardar las formas. Los católicos, a veces, eso lo tenemos algo olvidado. Después de todo, desde hacía algunos decenios las costumbres, incluso dentro de los templos y entre el clero, se habían relajado bastante, y no era extraño ver a sacerdotes en vaqueros y camiseta, lejos de la sotana de los tiempos preconciliares. No es de extrañar, pues, que los fieles, o simplemente los visitantes, traten de superar en informalidad a los sacerdotes y para ello vayan medio desnudos por los lugares de culto. Por fortuna, últimamente las aguas están volviendo a su cauce y la mayoría de los sacerdotes ya viste con el debido respeto, lo cual es el primer paso para poner coto a los excesos (o más bien defectos) en la vestimenta de los demás visitantes de los templos.
Aún así, a mitad de julio, de turisteo por Asturias, pude entrar en bermudas en Santa María de Covadonga y oír misa de la misma manera en la basílica de Llanes, y no era el único, así que por lo visto aún queda bastante hasta que se generalice el retorno a las buenas costumbres. Comenzando por mí, dicho sea de paso.
Aquí, no.
Aquí, no hubo Concilio Vaticano II ni nada que se le pareciera, no hubo popes de la teología de la liberación, ni popes obreros, ni nada remotamente parecido. Los sacerdotes y los monjes han vestido siempre rigurosamente de negro sin la menor interrupción, ni durante los años del bolchevismo más acusado. Eso da autoridad a los ortodoxos para exigir a los visitantes que también guarden las formas en su vestimenta. Obviamente, el monasterio de San Nilo de Stolobny no es una excepción, sino todo lo contrario.
Así pues, a la entrada del monasterio están escritas las normas claramente. Traduzco el cartel:
¡ATENCIÓN!
Estimados visitantes:
Están entrando ustedes en el monasterio (activo) masculino de San Nilo de Stolobny.
Les rogamos insistentemente que en el recinto del monasterio respeten el silencio y el orden, en particular:
- No entren en el recinto del monasterio con vehículos particulares.
- No entren en el monasterio
- En estado de embriaguez (parece que no es evidente y que hay que recordarlo).
- Con aspecto playero (literal) (bermudas, camisetas, minifaldas y vestidos escotados).
- Con perros.
El resto es normal: se prohíbe fumar, beber alcohol, oír música, cantar canciones profanas, tirar basuras, pasar a los edificios residenciales, bañarse, tomar el sol, pescar y tomar fotografías sin permiso (que conste que yo tenía permiso).
El problema más agudo es de la vestimenta, sobre todo cuando la temperatura, como este verano, ha sido de casi cuarenta grados ¿Quién se pone pantalones largos en esta tesitura? Muchos, pero no todos, y yo entre los que no. Los monjes del monasterio, que ya saben de qué va la modernidad, han llegado a una solución de compromiso y lo que hacen es prestar a la entrada del monasterio pañuelos para que las mujeres cubran sus cabezas (no está en el cartel, pero las mujeres no puede entrar en los templos con la cabeza descubierta ni con pantalones), y faldas o pantalones para que todos podamos cubrir nuestras piernas. El límite está en las rodillas y en los hombros. Si tu pantalón oculta tus rodillas, como las bermudas pirata de Rafa Nadal, puedes pasar sin más; si está por encima, a taparse tocan. En las camisetas, lo importante es ocultar los hombros. Si los hombros se ven, significa que llevas una camiseta de tirantes, luego tienes aspecto playero y has de cubrirte.
La mayoría de las mujeres van prevenidas y llevan su propio pañuelo para la cabeza. También suelen ir con falda larga, sabiendo las normas que tienen que respetar. En cambio, a los hombres, que normalmente no tenemos que hacer un esfuerzo especial para cumplir las normas de vestimenta, la ola de calor nos pilló totalmente desprevenidos. Para cuando nuestro grupo llegó al monasterio, con un calor de espanto, los pantalones de prestado se habían terminado y mis bermudas terminaban cuatro dedos por encima de mis rodillas.
En estas condiciones, es importante no tener sentido del ridículo.
Aún así, se estaba más fresquito que con pantalones largos.
Tampoco pasa nada por ir de una manera cómoda a la iglesia. Tanto decoro para hacer fotos y ver arte no es necesario.
ResponderEliminarLa foto es muy sexy, mucho. Aunque parece una cortina o un mantel esa parte de abajo.
"El hábito no hace al monje"
ResponderEliminarBehemoth, hombre, cuando entras en casa ajena, lo suyo es seguir las normas que rigen en ella.
ResponderEliminarY sí que parecía un mantel la falda ésa, pero lo importante es que era de una tela muy ligera. Que, con el calor que estaba haciendo, ya valía, ya...
Andriey, y menos mal, que, si no fuera así, ya me veía de drag queen por algún garito.
ufff... demasiado sexy para mi
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