En la última entrada pudo el lector de esta bitácora familiarizarse con los distintos colores que adornan las matrículas de los coches rusos. Y habrá advertido que los colores diferentes del blanco son para policías, militares, diplomáticos y transporte público, pero que no hay nada previsto para los jerifaltes de la Patria ni para sus amigos, dignos todos ellos, por la responsabilidad que gravita sobre sus espaldas, de un tratamiento específico que ponga de manifiesto la gravedad de sus quehaceres y la importancia de su estado.
En los felices, pero, ay, pretéritos tiempos soviéticos, la cosa era sencilla: todo hijo de vecino que tenía un coche ya era, de por sí, un tipo importante. Los que eran todavía más importantes se distinguían con un modelo especial, construido especialmente para ellos y que no se distribuía sino entre las élites comunistas: el Volga negro. Pero del Volga negro, popularmente conocido como "portamiembros" ("chlenovoz"), ya se trató en esta bitácora en otra ocasión, y no es cosa de repetir lo ya tratado.
El sistema colapsó, por desgracia. Subrepticiamente al principio, y descaradamente después, los hediondos y capitalistas automóviles de fabricación occidental invadieron Rusia, dejando al Volga negro a la altura del betún que cubría su carrocería. Salvo algún intento ingenuo, el más destacado de los cuales fue el de Borís Nemtsov, de recuperar a los Volgas como el orgullo nacional, la élite se fue pasando, primero, a los Mercedes, en plan masivo. Cuando hubo demasiados Mercedes en Rusia para poder destacar comprando uno más, los más distinguidos se pasaron al Lexus. Ahora también hay un exceso de Lexus, por lo que, para llamar la atención, que es lo realmente importante al ir por Moscú, toca comprarse un Masserati o un Maybach.
Pero, vamos, eso puede hacerlo todo capullo con dinero. El verdadero líder patriótico tiene que destacar de otra manera, y aquí es donde entran las matrículas.
Cuando se introdujeron las matrículas de colorines que conocemos actualmente, había una más, llamada pomposamente "matrícula federal", que se caracterizaba porque el espacio del código numérico de la región (esas dos -o tres- cifras del final, justo encima de las letras RUS y la tricolor, ahí arriba tenéis un modelo) lo ocupaba una bandera de Rusia grabada sobre el metal. Tal matrícula debía infundir a los ciudadanos el respeto merecido por los padres de la Patria, los agentes de la autoridad y los que velan por su seguridad, y debía indicar a los probos milicianos de tráfico que el coche con tal matrícula, así circulara por Moscú a doscientos por hora en dirección contraria, no debía ser detenido, porque su ocupante estaba enfrascado en asuntos relacionados con las más altas funciones del Estado, que recababan su atención exclusiva. Tales coches, para excitar no sólo el sentido de la vista, sino también el del oído, iban siempre provistos de una sirena ululante de color azul para avisar a los que iban por su carril de que debían dejar al paso al prócer que iba en dirección contraria.
Sin embargo, el desagradecido populacho, ciego a los beneficios que sobre él derraman las autoridades rusas, no hacía sino murmurar de ellos y sembrar su camino de maldiciones. Las autoridades, cediendo generosamente a las peticiones del pueblo llano, eliminaron las matrículas federales y restringieron severamente el número de sirenas ululantes. Bueno, mejor dicho, anunciaron que iban a restringirlo.
Porque, claro, aquello no podía ser. Un prócer debe distinguirse como es debido. No debe consentirse en una democracia como la rusa, en que todo el mundo cumple su función con abandono de sí mismo, que los desiguales sean tratados de manera igual. Y así es como las autoridades han reservado ciertos números de serie para las personas que no pueden perder tiempo circulando por Moscú a sesenta kilómetros por hora ni deben ser detenidas por los milicianos por un quítame allá esa multa.
El otro día, sin ir más lejos, tenía curro lejos de mi casa, así que dejé aparcada mi bicicleta (el cada vez más achacoso "Bulto Misterioso") y me fui en coche a trabajar. A la ida todo fue bastante bien, pero, a la vuelta, ¡ay, la vuelta! A la vuelta me encontré con un señor atasco y tuve ocasión de encontrarme con alguno de los próceres de quienes vengo hablando y que eran mis vecinos de infortunio, tratando de abrirse paso por entre la jungla vial que debíamos atravesar para llegar al centro de Moscú sin correr peligro de llegar tarde al trabajo al día siguiente.
Cuando vayáis por Moscú, pues, tened cuidado con los coches con la serie A MP. Los antiguos titulares de matrículas federales fueron sustituidos casi sin excepción por éstos. Ahí van diputados, senadores, altos funcionarios, asesores y sus parientes próximos. Si, pongamos por caso, la amante número tres del ministro Krutovsky ha ido de compras por la Tverskaya, ha vaciado la tienda de Bosco di Ciliegui y tiene prisa por llegar a su mansión de la Barvija a ver si la talla 34 que se ha comprado va bien con el sujetador talla C que necesita para albergar las carnes que sólo tiene en una parte del cuerpo (en esa parte), pues nada, sirena al techo y a correr por el carril que haga falta y en el sentido que haga falta, que la vida son dos días y las tetas otras dos. Y el que se lo tome a pecho, que compita con el de la señora, si se atreve.
Como hay demasiada gente con aspiraciones legítimas a escurrir el bulto, la serie A MP se ha revelado insuficiente y la sido completada con la A OO y la B MP. Suelen ser cochazos respetables con chóferes con vocación de Fernandos Alonsos urbanos.
Pero el A MP y sus adláteres no son, nooooo, los coches más altos en la cadena trófica del depredador automovilístico moscovita. Aquí, los reyes del mambo son los servicios secretos y los coches del servicio de presidencia con acceso al Kremlin. Esos llevan la discreta serie E KX, y nadie sabe exactamente por qué. Los conductores moscovitas, zumbones ellos, traducen E KX por "Ezzhu Kak Xochú", que, en castellano, viene a ser "Conduzco como me da la gana". A diferencia de los A MP, aquí la cosa cambia en cuanto a la calidad de los coches, como se ve en la foto que pude hacer el otro día, que es de un trasto bastante normalito. He visto camiones de la panadería, autobuses destartalados... vehículos, en fin, que parecerían inofensivos si no fuera porque estaban entrando al Kremlin por la puerta Vorovitskaya y los seguratas de la entrada les dejaban pasar sin rechistar en cuanto advertían la matrícula.
También hay coches con la serie E KX que son una pasada, como el que me encontré esta mañana, que iba a toda viroya por el carril central de Novy Arbat seguido de cinco coches con matrícula negra militar y precedido de otros dos. Pero son los menos. Supongo que iba al Kremlin o al Ministerio de Defensa.
Y, finalmente, en un plan más modesto y específico de Moscú, el todopoderoso alcalde de Moscú, nuestro bienamado Yuri Luzhkov, se ha adjudicado la serie A MO (MO de Moscú, supongo), para la flotilla de automóviles municipales, cosa que se ve fácilmente al pasar por la alcaldía, cosa que yo hago a diario en bicicleta, y verlos aparcados allí, en fila, listos para conducir al alcalde y a sus abnegados ministros a los puntos más recónditos de esta urbe que gobierna con tanto talento como atesora.
Para dar la puntilla, hay otra particularidad. Los propios milicianos se han reservado, según se sabe, los primeros números de cada serie (001, 002, y así hasta 009) para concedérselos a sí mismos y a los amigos íntimos y conocidos especiales. También éstos tienen licencia para circular con cierta impunidad. Y eso sin contar con los que compran números de matrícula chulos, sólo porque son chulos, cosa de la que ya tocará escribir en otra ocasión.
En fin, que, aunque parezca mentira, aún son mayoría quienes no gozan de ninguno de estos números especiales y se ven condenados a penar por las calles de Moscú sin la protección de que disfrutan tantos otros.
Y, claro, la gente termina por enfadarse. Y, ahora sí, toca hablar de los pozalillos azules, pero veo que llevo tanto rollo encima hoy que poco menos que voy a gastar la pantalla, así que lo dejo para la próxima.
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ResponderEliminarExperiencias directas:
ResponderEliminar1-Fiesta en mi casa, 11 de la noche, sube el vecino de abajo. "voy a deporarte, vas a irte a españa y no podras volver nunca a rusia si no acabas ahora, ya, la fiesta"Yo, claro, pregunté, pero quien es usted para amenazarme de esa manera,? "alguien con matrícula oo"
2-Cumpleaños de amigo ruso, restaurante pijo de Piter, tras la fiesta un amigo de un amigo de un amigo que vive cerca se ofrece aacercarme a casa, va borracho pero no me deja conducir a mi su lujoso Audi 8, es policía peteburgés retirado, tiene un papel que asi lo atestigua y por eso puede conducir borracho si le place. Me siento mas seguro.
3- sin venir a cuento, pero es que tengo que contarlo. Domingo por la noche, garito de baja estofa. una blandika se acerca y me dice "me gusta tu camiseta, se nota que es cara" TOMA YA, mentalidad rusa 100%
Genial como siempre, Alfor.
ResponderEliminarMilitares y cónsul de Kazajstán al margen, aquí en Omsk los reyes de la carretera son el gobernador (y su cortejo de BMWs) y toda la gentuza con AAA (administración) y OOO (policía, FSB), que ya os comenté que incluso tienen un par de calles reservadas en un sentido.
El uso de 'migalkas' (sirenas) está reservado al gobernador y sus ilustres invitados, pero con las matrículas ya basta para hacerse respetar. Y en caso de ir con otro coche, basta con sacar su 'kórochka' (identificación) y listos.
Una vez fui de caza con un grupo bastante numeroso, entre los que había un par de diputados locales. Como la distancia era considerable ellos mismos propusieron ir delante para poder ir sacando su 'kórochka' a cada puesto de 'gaíshnikis' que nos pararan por el exceso de velocidad. Infalible, oiga.
Tema aparte es el mercadeo de matrículas bonitas que se trae la policía. Como la región de Omsk es la 55, hay mucho pijo suelto que paga por tener matrículas tipo: M555MM⁵⁵
Bueno, mejor me callo que para enrollarme ya tengo mi blog xD
Me muero de curiosidad por saber que significan esos cascos azules.
ResponderEliminarHasta la proxima!
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ResponderEliminar"salvo que tengamos algún comentarista spoiler"
ResponderEliminarYa le apareció el "listillo" .....
Aún así acabé con la serie ,una vez más lo cuenta usted con mucha gracia.
Por cierto me ha hecho mucha gracia la traición del subconsciente que ha sufrido al transcribir Jochú como Xochú a mi también me pasan esas cosas.
Por cierto, hablando de coches y volviendo a las pegatinas XXL: resulta que es la última campaña de los 'nashi'. Aquí tenéis su canal en youtube: http://www.youtube.com/user/spiritonoff#p/u
ResponderEliminar¡Qué grande! Joder, has dado leña hasta al mono. Bueno, está bien saber que tengo que ir con cuidado... aunque me gustaría conseguir una matrícula de esas sin tener que sobornar a medio país.
ResponderEliminarTranscribir "xochú" no es una traición del subsconciente, es la transcripción al alfabeto latino que recomiendan muchos eslavistas.
ResponderEliminarRicardo, no te quejes de que el vecino te reviente las fiestas. Yo estudié en Alemania.
ResponderEliminar¿Cuánto te costó la camiseta?
Soviet Яussia, lo de los números bonitos es muy atractivo para los niños, por ejemplo. Pero eso merece una entrada aparte.
Sobre los excesos de velocidad, hay bastantes historias. Conocí a uno que pasaba a toda máquina por el puesto de lo gaíshniki y les tiraba quinientos rublos por la ventanilla. Así nadie perdía el tiempo.
Orayo, mañana, si me da tiempo a terminarlo, que estoy muy liado ahora.
Behemoth, se pueden conseguir. Uno de los conductores con los que trabajo tiene una A MP, nada menos, y te aseguro que no es diputado, ni nada parecido. Un día os cuento cómo la consiguió.
Anónimo (¿Andriey, quizá?), ¡el "spoiler" se ha debido dar por aludido y ha borrado el mensaje! Porque yo no he sido...
Fernando y Anónimo, efectivamente, en este caso, la transcripción como "Xochú" la hice conscientemente. Quería resaltar de dónde viene la X de E KX.
De todas formas, sí que es verdad que la transcripción de la X es un asunto discutido. Ya sabréis que la más frecuente es KH por influencia del inglés y porque es, digamos, la transcripción "oficial" que emplean en sus pasaportes las autoridades. En español, yo prefiero J, como Andriey. X lo consideraría una especie de arcaísmo, porque se pronunciaba en nuestro Siglo de Oro como la jota y así nos han quedado palabras como México (aunque yo prefiero escribir Méjico) y Texas.
Cierto, cierto no capté la X en su sentido arcaíco es verdad que consigue realzar lo de KX . Confieso que a mi alguna vez se me "bailan" las letras.
ResponderEliminarAndriey