El siguiente estudiante era un chico rubio, de aspecto algo cohibido, media melena y semblante preocupado.
- ¿Cuál es su motito? - preguntó Ludmila Marlenovna.
- Su nick - aclaré yo, más tranquilo.
- Sokol-2000.
- Vale, ¿el español es su primera lengua?
- Sí.
- ¿Y qué es lo que estudia usted?
- Economía, especializado en mercados financieros.
- Hombre, qué bien. Pues entonces sabrá lo que es el análisis técnico.
Sokol-2000 sonrió.
- Tuve una clase de eso ayer.
- Pues qué suerte tiene. Venga, dígame qué es el análisis técnico.
- El análisis técnico trata de decir el valor de un...
- ¿Título valor?
Sokol-2000, ya más preocupado, miró a Ludmila Marlenovna, que evidentemente era su profesora:
- Как будет ценная бумага по-испански? (¿Cómo se dice "título valor" en español?)
- ¡Ah! ¡Yo no se lo puedo decir!
- Venga, sí, título valor, va usted bien.
- Eso, título valor.
- Entonces el análisis técnico trata de decir el valor de un título valor, ¿no es eso?
- Sí.
- O sea, igual que todos los demás métodos posibles.
- Pues sí.
- ¿Y qué es lo que caracteriza al análisis técnico?
Silencio. Diríase que alguien se hubiera muerto.
- A ver - continué - ¿Le suena de algo lo que es el nivel de soporte? ¿Y el nivel de resistencia?
Sokol-2000 frunció el entrecejo tratando seguramente de escarbar en los conocimientos supuestamente adquiridos en esa clase que había tenido la víspera, pero parece que se la debió pasar escribiendo cartas a la novia, porque, lo que es atendiendo, como que no.
- Sí, algo me suena... - dijo Sokol-2000, pero la verdad es que muy sincero no parecía.
- ¿Le suena que el nivel de soporte es el nivel mínimo de las cotizaciones, que normalmente no bajan por debajo de él?
- Ah, sí, sí, es verdad...
- Entonces, ¿qué será el nivel de resistencia?
- Será algo parecido.
- Uffff.... dejémoslo. Pasemos al análisis fundamental.
Le miré la cara a Sokol-2000, y abandoné la idea de pasar al análisis fundamental.
- A ver, dígame algunos de los índices bursátiles más importantes.
- ¿Índices bursátiles?
- Sí, índices bursátiles.
- ¿Cómo será que yo, que no soy economista, eso lo sé? - terció Ludmila Marlenovna - ¡Y estos chicos no lo saben!
A Sokol-2000 le debió picar un poco el orgullo, y no me extraña, porque la pregunta no era para economistas especialistas en mercados financieros, sino para cualquier mortal que vea las noticias.
- Bueno, conozco el Dow-Jones.
- El índice de la bolsa de Nueva York, muy bien ¿Cuál más?
Silencio.
- ¿No conoce ninguno más?
- También está el RTS.
- ¿El RTS? ¿El de la bolsa de Moscú? ¿Ése está entre los más importantes del mundo?
- Está entre los cien primeros.
- Ah, sí, entre los cien primeros. Si le parece, vamos a centrarnos en los que están entre los diez primeros.
- ¿Conoce, al menos, el de la bolsa de Tokio? - preguntó Ludmila Marlenovna, exasperada.
Nada, Sokol-2000, especialista en mercados financieros, no conocía ninguno, salvo el Dow-Jones. Ni el Nikkei, ni el Nasdaq, ni el CAC-40, ni el DAX... nada.
- A ver, por ejemplo, veamos el índice de la bolsa de Madrid, que se llama IBEX-35 ¿Podría decirme por qué cree que se llama así?
Silencio. Ya puestos, renuncié a preguntarle cómo se calculaba. Me hubiera gustado que charlara sobre la forma de cálculo de los números índices, pero, una vez más, hay que comenzar por la cartilla y el catón, antes de pasar a mayores.
- Bueno, Sokol-2000 - dijo Ludmila Marlenovna - su tiempo ha terminado ya ¡Y no le perdono que no pudiera mencionar el IBEX-35! ¡ Eso lo vimos en clase!
- ¿Puede hacer pasar al siguiente? - pregunté.
- Es que no quedan más. Yo era el último.
- ¿Cómo? - se sorprendió Ludmila Marlenovna - ¿Y las chicas que había ahí a la entrada? ¡Había cuatro más apuntadas al concurso!
- No quieren entrar. Dicen que tienen miedo.
Sokol-2000 salió. Yo les pasé a las profesoras mis opiniones sobre el concurso, que, muy a mi pesar, fueron que el premio de español lo merecía Staedtler, quien, aunque obsesionado con la crisis griega (y eso que Zapatero aún no había confesado entonces que íbamos de pena, que, si no, menuda murga que iba a dar con España), desde luego era el que hablaba español con más fluidez. Si hubiera sido por el contenido, Nash era claramente el mejor y, de hecho, era el único que hubiera merecido aprobar, pero de español iba demasiado justo y Ludmila Marlenovna fue taxativa al decir que estaban calificando los conocimientos de español y no los de economía. Natalia Vladlenovna era partidaria de ponderar la nota con los conocimientos de economía, pero se veía claramente que la jefa no era ella y, en Rusia, las jerarquías son intocables.
Salimos del aula donde había tenido lugar el concurso y vimos a cuatro chiquillas muy monas apartarse según pasábamos. Ludmila Marlenovna se encaró con ellas y les dijo:
- ¿Cómo es que no pasaron?
Las chicas se apartaron un poquito más y se encogieron de hombros un poquito mientras inclinaban la cabeza hacia un lado y miraban con sus ojitos, muy azules y tiernos, a los que pasábamos. Sólo les faltaba balar.
Dejamos a Ludmila Marlenovna en el departamento de español. Natalia Vladlenovna me acompañó hasta la salida por los vericuetos de la universidad.
- Esa pregunta de qué es la Economía les ha matado... - decía ella.
- Pero es que es algo muy básico, y hay que empezar por ahí.
- Y claro, las últimas lo han oído, y no querían entrar.
- Bueno, qué le vamos a hacer.
- El año pasado estuvo con nosotras en la sala un diplomático uruguayo, pero ya se volvió a su país.
- ¿Sí?
- Sí, sí, y he de decir que salió muy contento y que se quedó muy sorprendido de los conocimientos de los alumnos.
- Jo, y yo.
***
Y con esto abandonamos la universidad y, al menos yo, con un sentimiento de preocupación. Es verdad que, gracias a Dios, la UPM quizá no sea totalmente representativa de lo que son los estudios superiores en la Rusia actual, pero la caída a plomo del nivel es una realidad que no sirve para nada ocultar. La educación era una de las niñas mimadas en la URSS, y desde luego al sistema educativo soviético se le pueden hacer muchas críticas, pero le da sopas con ondas a la realidad actual, que en gran medida vive de las rentas de aquellos tiempos.
Las rentas siguen siendo aceptables en carreras como física o matemáticas, en que el nivel soviético era alto, pero patina claramente en aquéllas en que el nivel era bajo incluso en tiempos soviéticos, y la economía está claramente entre ellas, con lo que no hay rentas que aprovechar.
Peor todavía que las rentas menguantes ha sido la mengua de los haberes de los profesores, que han llevado a demasiados a corromperse. Lo cual es tanto peor, porque da un ejemplo pésimo a los alumnos, porque desprestigia a los profesores que contra viento y marea se han negado a venderse y porque, fatalmente, es relativamente fácil corromper lo limpio, pero es complicadísimo limpiar lo corrupto. No obstante, eso ya lo veremos, posiblemente, en otra ocasión, porque hoy se hace tarde.
Creo que no le van a llamar de la Pijissima para el año que viene...
ResponderEliminarHan sido unos capítulos divertidísimos para leer, pero no dejamos de echar de menos las aventuras de la tropa, especialmente Ame, parece que los tiene hibernando...
Con relación a mi último comentario, de Walter y sus peripecias en España, no valoro su trayectoria porque desconozco su biografía. Sí conocía de su aureola, otorgada especialmente en la Polonia de la época comunista. Lo de borrachín no lo sabía, pero si alguien sabe de algún ejército regular de aquella época en donde el alcohol no fuera el principal suministro más importante después de la munición, que lo diga. Aunque obviamente eso no le exhime de sus culpas.
ResponderEliminarLo que ahora quiero decir, y que es realmente importante, es que los voluntarios extranjeros que llegaron a España a través del Komintern, lo fueron por formar parte de partidos comunistas de la línea soviética, a partir de la famosa conferencia de Londres. Los que eran miembros de partidos, organizaciones, o sindicatos comunistas desvinculados de la línea estalinista, o los no comunistas pero sí antifascistas, llegaron a España por su cuenta, con ayuda de sus organizaciones respectivas, o de los consulados de la República. Todos estos últimos se encuadraban en unidades militares que no necesariamente eran de las Brigadas Internacionales. Sobre esto hay mucho que investigar y divulgar, aunque actualmente a los grupos de presión política no les interesa. Los meten a todos dentro del saco de los "rojos", y listo.
Sobre los estudiantes de la universidad pija, a pesar de la crónica cómica italiana(que es fantástica), demuestran estar a un nivel superior a lo que realmente parece. Habría que ver el mismo experimento en las facultades españolas y europeas, enfrentándose sus equivalentes, a un concurso en lengua rusa.
Saludos,
Ditifet.
Me he visto obligada a dejar mi trabajo en la universidad privada en la que daba clases de español. Después de leer tu última entrada, creo que a ti no te tengo que dar muchas explicaciones. ;)
ResponderEliminarBesos desde "la Mancha" alemana.
c
Cata, todo llegará. Escribir tiene que ser algo fácil para que salga bien, y con Ame no lo estaba siendo desde las entradas que salieron.
ResponderEliminarDitifet, Walter tenía sólo la nacionalidad soviética cuando se incorporó a las Brigadas Internacionales y, de hecho, no estuvo en la compuesta por polacos. Su condición proestalinista es indudable.
Y no es que fuera borrachín, es que era alcohólico perdido, lo que no tendría mayor relevancia si no fuera porque eso costó la vida a millares de soldados a sus órdenes (o desórdenes).
Lo de la Universidad es discutible. No dudo que el hecho de hacer las preguntas en su primera lengua extranjera influyera un poco en sentido negativo, pero yo creo que nos ponemos en una universidad prestigiosa en España (la UPM lo es, y mucho), hacemos preguntas en su primera lengua extranjera a los alumnos que se presenten, y los resultados son sensiblemente mejores.
C, vaya, lo siento mucho. Mucho ánimo y relájate. Besos para ti y un abrazo ya sabes a quién. A ver si coincidimos en un lugar de la... Marcha.
Estaríamos encantados de coincidir de nuevo con vosotros.
ResponderEliminarVoy corriendo a transmitir el beso.
Un abrazo
c
Justo hoy se ha publicado un informe que estima que la corrupción en el ámbito educativo ruso mueve del orden de 5.500 millone de dólares anuales: http://www.kommersant.ru/doc.aspx?DocsID=1375468
ResponderEliminarEsta puede ser una buena explicación del panorama que te encontraste en la Universidad Pijísima de Moscú.
Soviet Яussia, el artículo es tremendo, y más viniendo de un medio bastante serio como es el Kommersant. Si se tratara de MK o de Komsomolskaya Pravda, sería otra cosa. A ver si trato asuntos como ése en otra entrada, aunque desde luego no es de lo más favorecedor para el país.
ResponderEliminarAlfor, entiendo que por 'artículo tremendo' te refieres a lo abultado de las cifras y lo difíciles de estimar/comprobar que son.
ResponderEliminarSea como fuere, mi experiencia y lo que he visto por la OmGU, OmGAU y alguna que otra universidad e institutos de Omsk es que lo de ofrecer sobornos y regalos a cambio de notas de trabajos, exámenes, etc. es una práctica bastante habitual.
Por ejemplo, aquí en Siberia un trabajo de curso (курсовая работа) se compra por unos 500 o 1000 rublos, se logra el visto bueno conforme se ha asistido a una asignatura por un par de botellas de vodka, etc.
Dios mío, me encanta esta serie de entradas. He oscilado tantas veces entre la risa y la desesperanza que y ano sabía distinguir bien la una de la otra.
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