Yuri Luzhkov no sólo es el actual alcalde de Moscú, sino que es el mejor alcalde que ha tenido la ciudad en los últimos tres lustros (también es el peor, pero ésa es otra historia). Es prácticamente todopoderoso en la ciudad, donde nada razonablemente importante se hace sin su permiso y aprobación, cosa de lo que pueden dar fe numerosas personas que pensaban, almas de cántaro, que en Moscú se podían hacer las mismas cosas con los mismos requisitos que en su casa. Luego, al darse cuenta de su error, o bien han retornado al redil o se han largado con viento fresco.
Con el tiempo, ser tan todopoderoso debe producir cierto hastío. Quizá por ello, el alcalde pensó que su buen desempeño en política municipal podría ser trasladado fácilmente a escala nacional, pero aquí se le cruzó en el camino Vladímir Putin, con lo que Luzhkov, que vio que no llevaba las de ganar, se convirtió en uno de sus más firmes apoyos a cambio de eternizarse en la alcaldía.
Fallido su intento de ejercer su benefactor gobierno sobre el conjunto de Rusia (fallo en el que sinceramente espero le acompañe su equivalente español, patrón de las multas, los impuestos municipales y las tuneladoras), Luzhkov se dedicó a varios negocios de lo más variopinto, entre los que hoy quiero destacar su obsesión por el buen tiempo en los días señalados para la ciudad. Moscú, ay, no es un hervidero de fiestas como cualquier pueblecito español, pero algunas fiestas sí que existen, y no es cosa de que el mal tiempo, en forma de precipitaciones de lluvia, nieve, plumón o de todas las cosas que en Moscú pueden caer del cielo, venga a deslucirlas.
Por fortuna, estamos en pleno siglo XXI, y los avances de la técnica permiten a una persona resuelta como nuestro alcalde no escatimar en medios cuando del lustre de las festividades se trata. Así, en vísperas de, por ejemplo, el 9 de mayo, Día de la Victoria sobre los nazis, Luzhkov lanza sus órdenes: el 9 de mayo nada debe turbar la espectacularidad de la celebración, y mucho menos la lluvia o la nieve (sí, sí, el 9 de mayo puede nevar, ya lo creo). El método consiste en soltar con aviones mejunjes para provocar lluvias con antelación, o para directamente disolver las nubes. Esos mejunjes pueden ser granos de hielo seco, nitrógeno líquido o yoduro de plata. Y es que la gente se sofistica cosa mala. En mi pueblo, nos conformamos con hacer estallar carcasas cuando nos tememos que viene una granizada, a ver si conseguimos salir del apuro, pero no sé si es tanto por salvar las cosechas de la pedregada como por hacer ruido con las carcasas. Porque otra cosa no, pero, en mi pueblo, como en toda Valencia, el ruido nos encanta.
Los desvelos de Luzhkov se han visto coronados por el éxito, con lo que los desfiles del 9 de mayo, al menos por la mañana, han venido siendo caracterizados por el cielo despejado. Es cierto que el cielo despejado, a veces, ha venido acompañado de temperaturas de hasta ocho bajo cero, y hasta ahí la ciencia y el poder del alcalde no han llegado, pero bueno, al tiempo.
En esto, corría noviembre del año pasado, y surgió el rumor de que Luzhkov y su equipo, envalentonados por sus triunfos contra la naturaleza, habían planeado ir más allá y habían realizado un astuto cálculo económico: con lo que les costaba limpiar de nieve las calles de Moscú durante el invierno, les daba para estar espantando las nieves hasta marzo y así pasar un invierno con el suelo impoluto. De esta manera, se dijo que ésa era la intención de Luzhkov, aprovechando que el cambio climático, de todas maneras, ya estaba trayendo inviernos de lo más bonancibles.
No sé si el rumor tenía fundamento. Si lo tenía, la madre naturaleza ha hecho mangas y capirotes de los propósitos de nuestro buen alcalde, porque jamás, en todos los años que llevo aquí, he visto tanta nieve como en éste. Y, para culminar, en este pasado fin de semana, no ha parado de nevar y de nevar, hasta el punto de que las palas y los quitanieves no dan abasto. Así como el año pasado estábamos por estas fechas comenzando el deshielo, hoy es el día en que estamos a quince bajo cero, con nieve hasta las orejas, dándole a las palas con alegría, y ni se vislumbra cuándo pueda terminar esto.
El deshielo promete. Promete inundaciones. Seguiremos informando y, entretanto, ahí van unas cuantas fotos.
Buen Alfor... pero si eso no es nada, Hombre de dios!
ResponderEliminarAqui elegimos a un alcalde que se llama por mal nombre Samuel Moreno Rojas , nieto del unico dictador del siglo XX, El General Rojas Pinilla (que el Uribestia vino apenas en el siglo XXI).
El tipo yo le apodaba Samú el Moreno...pero ahora todo cristo le dice Torombolo.
Prometio que las obras del sistema de trasporte masivo en fase III Trasmilenio (buses bi-articulados que reemplaza el metro en Bogota) estaria para finales del otro año. Ahora resulta que el consorcio se robo el dinero y es un Caos, aparte que estan demoliendo la terminal del Aeropuerto Internacional.
Cual es la respuesta a este fiasco?: mandar equipos de obreros a pintar horribles flores en las tapas de alcantarilla para mejorar el genio de los Bogotanos.
Ahora...podriamos decirle al alcalde de alla de Moscu a ver si nos trae algo de esa nieve y aguanieve a estos tropicales pagos donde Bogota ha pasado del frio polar andino a ser una ciudad calentana? Sera que als recetas alcaldiles lograrian ese milagro que mucho te agradecerian los sedientos pueblos circunvecinos, que se mueren de sed a causa del fenomeno del Niño?
Y es que vieras como alegra aqui una granizadita...
Saludos alfor.
PD: cuando ams aventuras de Ame el perinclito?
Alfor, comparto tus deseos de que el equivalente al señor Luzhkov en España no llegue nunca al gobierno de este castigado país. Sólo nos faltaría eso, pasar de Guatemala a Guatepeor.
ResponderEliminarMmmm..., eso de cambiar la climatología de todo un invierno, aunque sea en un área limitada, me suena a leyenda urbana. De todas formas, no recuerdo nunca haber leído nada positivo de Luzhkov en la prensa de aquí, se le suele poner de tirano para arriba. Igual su tiranía le lleva a querer controlar también el clima (con permiso de Al Gore), o quizá los medios de aquí no son muy imparciales con él.
Saludos
Si parece Ekaterimburgo!!! como me alegra que el clima, en este caso la nieve, no entienda de clases sociales jejejejejee
ResponderEliminarEfectivamente, yo ya estoy pensando en el deshielo ... ufff este año el nivel de barro en las calles puede ser histórico!
Kozure, algún día tengo que pasar por Bogotá, no me cabe duda.
ResponderEliminarYa vendrán más aventuras de Ame, ya. Pero ahora la cosa va un poco lenta.
Fernando, Luzhkov es todo un personaje, la verdad. Hay muchísimas cosas que se pueden decir de él, aunque lo cierto es que ha conseguido cierto orden en una ciudad de doce millones de habitantes. Entretanto, él y su mujer se han hecho de oro.
Lo de cambiar el clima durante todo el invierno no pasó de rumor. A mí me parece una burrada, pero lo que sí es verdad es que cualquiera puede contratar los servicios de una empresa que te limpia el cielo ed nubes durante unas cuantas horas. Por lo cual, a fortiori...
Kinoforov, efectivamente, la nieve no entiende de clases sociales, ya sabes:
El patio de mi casa
es particular.
Cuando nieva se inunda
como los demás.
Ojo con el deshielo. Haz acopio de polainas, o te vas a gastar en pantalones más que Isabel Pantoja en maquinillas de afeitar.
Pues si el refranero es tan sabio como dicen, y los bienes son materiales (preferiblemente en forma de billetes "bin laden"), este año nos forramos, vecino. ¡Qué pechá de nieve! La prensa rusa destaca que desde finales de los años 60 no caía de tal manera... ¡Pues qué suerte! Eso sí, como aquí mis primos han estado de puente, la nieve ha durado limpia y pura bastante más de lo normal. Ha sido un bonito espectáculo pasear durante estos días pasados.
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