Todo lo que se cuenta aquí debería tomarse con sentido del humor. Si usted no se ve capaz de hacerlo, y aun así persiste en entrar y leer, sepa que no va por usted, que lo que se cuenta está fuera de contexto y que incluso es posible que no sea ni verdad.
miércoles, 13 de agosto de 2008
Blogueros muertos (III)
En una librería de viejo en Vich, hará de esto unos quince años, un mosén local descubrió un manuscrito que le llamó la atención. Se trataba de la transcripción que había hecho un jaimista catalán de algunas de las cartas que don Jaime había enviado a su familia durante su estancia en Rusia y en las que narra lo que le sucede desde abril, en que sube al Transiberiano para incorporarse a su unidad, hasta entrado junio, en que participa en primera línea en la batalla de Vafangou. Se sabe que don Jaime se quedó en Manchuria hasta final de 1904, justo antes de la caída de Port Artur, y que escribió muchas cartas más, pero el jaimista que las transcribía, o bien no dispuso de ellas, o bien le pareció que con llegar hasta junio ya estaba bien.
El mosén, pues, adquirió el cuaderno, y le hizo llegar unas fotocopias a un conocido suyo que a la sazón estaba en Rusia. A éste le parecieron interesantes, y le pasó unas fotocopias de las fotocopias a una amiga suya, que también lo es mía. Con el tiempo, aparecí por Rusia yo mismo, y en no sé que conversación mi amiga citó las fotocopias, con lo que se me hicieron los ojos chiribitas y me faltó tiempo para pedírselas prestadas y para hacer fotocopias de las fotocopias de las fotocopias. Y ésos son los papeles que contienen la, digamos, bitácora de don Jaime, fragmentaria, pero igualmente muy interesante.
El biógrafo "oficial" de don Jaime se llamaba Francisco Melgar, que escribió un libro sobre su vida publicado en 1932, un año después de que don Jaime falleciera en su piso de París. El señor Melgar copia literalmente en su biografía párrafos enteros de las cartas de don Jaime, aunque al menos tiene la decencia de ponerles comillas, pero omite muchísimas cosas que aparecen en las cartas y que son observaciones sobre Rusia. A Melgar, biógrafo, no le interesaron, pero a los españoles que vivimos por aquí sí nos deberían interesar.
Lo primero que me llamó la atención al leerlas es lo bien que escribe español el condenado de don Jaime. Y es que don Jaime pisó España poquísimo a lo largo de su vida, aunque siempre tuvo contacto con españoles. Nació en Suiza en 1870, estuvo en España con su padre, en la corte de Estella, entre 1873 y 1875, y ése es el período más seguido que vivió en nuestro país, porque ya antes del fin de la guerra carlista salió con su madre a Burdeos y ya sólo volvió a España en viajes breves de incógnito, que le debían gustar mucho, burlando a la policía española. Es sabido que su padre pronunciaba el español más regular que bien; que su madre era italiana, aunque de origen español e infanta española, y parece claro que don Jaime hablaba perfectamente el francés, el italiano, y yo estoy por pensar que también el alemán, además del ruso que aprendió "haciendo la mili". Pues el español lo borda, aunque con algún galicismo, sobre todo en los nombres geográficos o de personas, cosa que no se le puede reprochar mucho.
Pues nada, a partir de la próxima entrada vamos a seguir algunos trozos de la campaña a través de la visión de un capitán de dragones que se incorporaba al Estado Mayor del general Kuropatkin, que era el amo del cotarro de las fuerzas rusas en Manchuria.
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