lunes, 5 de mayo de 2008

Corresponsales (IV): El País

La serie de corresponsales va avanzando, y ahora le toca el turno al líder de ventas en España, antiguo periódico "independiente de la mañana" y manifiestamente "progre de izquierdas", por lo menos en lo que se refiere a su información nacional. Pasa por ser, por otra parte, un diario que da gran importancia a la información internacional, que en su edición impresa aparece en primer lugar, por delante de la nacional, y por ello es de suponer el mimo que tendrán en la elección de corresponsales y en el cuidado de corresponsalías.

Pilar Bonet, que es la corresponsal que mantiene el diario en Moscú, es una buena muestra de ello. Escribe con una cuidada prosa que hace fácil la lectura de los artículos que le publican, y alguna de sus piezas ha alcanzado difusión fuera de las páginas del diario, ya sea en versión impresa o en versión digital. El ejemplo más reciente es éste, escrito en vísperas de las elecciones presidenciales y que llegó a mi buzón de correo enviado por un admirador. Un admirador, que quede claro, de ella, no mío. Como yo de "progre", como ya sabéis todos los que leéis estas cosas, no tengo ni un poquito, ya supondréis que no leo "El País" (y con "El Mundo" me pasa lo mismo) más que de uvas a peras y que la mayoría de las veces que lo leo tuerzo el gesto.

Es curioso, pero la periodista del diario manifiestamente de izquierdas adopta una postura elitista, a la vez que políticamente correcta. Políticamente correcta en el sentido que ya se escribió en otra ocasión, de crítica al régimen, tenido por autocrático, de Putin y de exaltación de esa minoría liberal que, en opinión de los políticamente correctos, estaba destinada a sacar a Rusia del atraso producido por el sistema y lanzarla a la senda de lo que ellos llaman modernidad. Y eso que el artículo es tremendamente sentido y, en su género, incluso brillante; pero adolece de la misma parcialidad de que hace gala "El País" cuando habla de política interna, y es que se guía por un esquema parecido al siguiente: Hay buenos y malos; todo lo que hacen los buenos es bueno y todo lo que hacen los malos es malo. Es una simplificación, sí, pero los tiros van por ahí y, si no se nota demasiado descaradamente es porque los periodistas de "El País" son realmente muy buenos en su oficio y consiguen presentar su opinión apoyada en hechos incontrovertibles, aunque callando otros hechos no menos incontrovertibles, pero que no convienen al desarrollo de la tesis.

Pilar Bonet en este artículo simplemente borda el arte del periodismo "progre", y sólo por eso el artículo merece un estudio especial. A ella no la he tratado apenas, pero apostaría a que ella realmente lo ve así como lo escribe, tanto más cuanto que, en los días previos a las elecciones, sí que eran conocidos los casos de personas con autoridad invitando a sus subordinados a votar a quien ya sabemos, que era garantía de estabilidad para... y en estos puntos suspensivos cabe, por ejemplo, la universidad (cuando el profesor habla a los alumnos), el hospital (cuando eran los jefes del mismo los que recomendaban el voto "correcto" al personal del mismo) o el ejército (cuando los mandos arengaban a los soldados sobre quién era el garante de la soberanía de Rusia), o muchas otras entidades.

Y eso, según todos los indicios, es verdad, pero no es toda la verdad. También es verdad que los llamados liberales tuvieron la sartén por el mango durante bastante más tiempo del que son capaces de reconocer, y utilizaron la sartén para poner el cazo y dejar a dos velas a la inmensa mayoría de la población, en el mayor robo del siglo; y también es verdad que la intelectualidad tan alabada en el artículo tiene un insufrible complejo de superioridad que la hace tan antipática al pueblo llano como los Bardem, Ramoncín y socios, por ejemplo, otros que tal, lo son a media España.

Una afirmación interesante es la de que a los rusos les han quitado la libertad de elegir. Probablemente es verdad, suponiendo que toda la gente tenga vocación política, lo que no es cierto ni mucho menos, pero, ¿acaso en España no hay una ficción de elección entre los dos únicos partidos que pueden formar gobierno y que escenifican una rivalidad que apenas se plasma en sus programas? A lo mejor en Rusia son menos finos, pero yo, la verdad, no veo tantas diferencias.

Y lo que sí que de verdad da miedo es la actitud naif de decir que "la peor inflación no es la del coste de la vida (11,9% oficialmente en 2007), sino la inflación verbal" ¡Como si alguien estuviera libre de inflación verbal, y menos en campaña electoral! ¡Como si las palabras "libertad" o "democracia", o hasta "socialismo", no estuvieran ya lo bastante gastadas para no significar nada, y no sólo en Rusia! Es esa actitud, por ejemplo, la que en buena hora costó a los liberales el puesto, demasiado lejos de la calle como para darse cuenta de que la peor inflación sí que es la del coste de la vida. O, como dijo Lenin, que es un señor que aquí sigue contando con bastante predicamento: "Libertad, ¿para qué?" Él era un cafre, sí, pero al menos era un cafre consecuente.

2 comentarios:

  1. Tienes más razón que un santo ... dejando al margen al ZP Georgiano que habla idiomas y alterna con Bush, конечно :)

    Saludos.

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  2. César, jo, al menos alterna con Bush, no como el nuestro. Eso sí, el georgiano se mete en líos más serios y peligrosos que el nuestro, y eso que parecía difícil superarle.

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