Pataplaf, leche que te crió. Dos coches se chocan en plena calle céntrica. Maldiciones diversas, gritos, palabras soeces, pitidos desesperados de los coches que venían detrás y que esperan a que los conductores afectados directamente por el choque dejen de felicitarse mutuamente y la calle quede libre... un accidente de libro.
En España, los conductores, puede que mascullando maldiciones, o puede que no, apartan sus coches para no entorpecer el tráfico, sacan los formularios del seguro y se ponen a pergeñar un parte con mayor o menor fortuna, mientras las cosas siguen su curso, los nervios se calman y los planchistas españoles ven como aumenta su negocio.
Pero, ¿qué pasa? Los conductores del primer párrafo no mueven los coches de su sitio. Se quedan de pie, mascullando maldiciones, a pesar de la lluvia que está cayendo, sin importarles la gresca que se está montando en la calle ni los coches que se van amontonando en las dos direcciones de la calle.
¿Y por qué ocurre esto? Básicamente, porque el accidente no ha ocurrido en España, sino en Moscú.
En Moscú, el conductor que se mueve no sale en la foto. Como a cualquiera de los dos maromos al volante se le ocurra mover un centímetro el coche de donde está situado, se la ha ganado pero buena, porque la milicia, cuando llegue, le va a poner las peras a cuarto enseguida. Y con la milicia, hijos míos, no se juega.
La cosa tiene prehistoria. En España, y en todo occidente, se inventaron unas cosas llamadas seguros obligatorios de daños a terceros, que todo conductor debía tener so pena de multazo y tentetieso. Con lo cual, la cuestión de dirimir la culpabilidad en los accidentes, con ser importante, no era decisivo, porque quedaba el consuelo de que de los daños al conductor inocente se iba a ocupar el seguro.
Aquí, no.
Aquí lo de los seguros obligatorios de daños a terceros no se les ocurrió al mismo tiempo que en el resto de Europa. Vamos, de hecho es que no se les ocurrió en absoluto, sólo lo instauraron hace unos pocos años y muy a regañadientes. Aquí el conductor culpable tenía que pagarlo todo, pero todo lo que se hubiera roto de resultas del accidente, y los planchistas rusos son caros y los sueldos del personal bajos, así que determinar quién de los participantes en el accidente era culpable era crucial ¿El resultado? Que determine la culpabilidad un ente probo, imparcial e incorruptible: la milicia de tráfico ¿Cómo? ¿Que esos gañanes son probos, imparciales e incorruptibles? Hombre... es lo que hay.
Para que la milicia de tráfico pueda determinar quién es culpable, a algún iluminado se le ocurrió que lo mejor sería que pudieran investigar el accidente sin alterar la posición de los coches. Ese iluminado, él no sé si lo sabe, pero se ha ganado la caldera más caliente del infierno. En cuanto hay un accidente, el carril donde ha tenido lugar se paraliza y, si los protagonistas del suceso son, pongamos por caso, un autobús contra un camión, se pueden paralizar seis carriles y, a la larga, media ciudad. Eso dura hasta que la milicia llega al lugar de autos; entonces, con bastante pachorra, sacan una cinta métrica y se ponen a medir distancias, que si fulanito ha desplazado a menganito tantos metros, que si venía por aquí o por allá, que si su velocidad supuesta era ésta o la otra. Vamos, que a veces el único daño es que le han cascado a un coche el retrovisor, y hay cuatro milicianos midiendo por aquí o por allá, tanto que parece que haya habido varios cadáveres y los milicianos le quieran hacer el trabajo al forense.
Entretanto, claro, los coches se van amontonando. En el accidente de la foto, que tuvo lugar anteayer en la Bolshaya Nikitskaya, sólo hay un carril en cada sentido. Un sentido quedó bloqueado, y los coches que estaban en él, en lugar de esperarse y resignarse, decidieron que para machos ellos y que allí pasaban sí o sí, con lo que invadieron el sentido contrario. Los del sentido contrario se mosquearon lo suyo, y el conductor del coche de vanguardia debió decir para sí que ni de coña me avasallas, y que te vas a meter la chulería donde te quepa, con lo que se plantó en medio de la calle, que ya quedó taponada hasta que llegara la milicia.
Vamos, que el único que consiguió pasar fue un ciclista que se coló por entre los coches, que le miraban con cara desencajada, con toda la envidia (no mucha) que se puede tener a un ciclista en día de lluvia. El ciclista vio el jaleo y decidió hacer la foto que ilustra esta entrada.
Y, si toda la calle está bloqueada, ¿cómo consigue la milicia llegar hasta el lugar del accidente? Qué buena pregunta. Es lo mismo que pensé yo cuando seguí subiendo por la Bolshaya Nikitskaya, con toda la calle en mi sentido para mí solo, y me encontré a un coche de la milicia atascado a casi medio kilómetro de la zona cero.
jajajaja, Alf, Madre del Amor Hermoso... Estos moscovitas son únicos, jajajajaja.... Está claro que en Moscú vale la pena usar la bici.
ResponderEliminarPor cierto y cambiando mucho de tema, ya hice el cambio y me instalé en Valencia, jejeje..
besitossss
Esta fue una de las cosas que más me llamaron la atención cuando pisé Moscú por primera (y única hasta el momento) vez. Delante del piso de mis suegros en Polezhaevskaya ocurrió un accidentillo del tres al cuarto y, sin atascos ni ná, la Militzia tardó como hora y media en llegar con la cinta métrica. Yo alerté a mi mujer y suegros pensando que había muertos y todo y al final no creo que hubiese casi ni arañazo de chapa.
ResponderEliminarSaludos. Soy medio nuevo por aquí.
Moscú tiene que ser fantástico para el karma. Si no te acaabs colgando de un árbol, claro.
ResponderEliminarPor favor DILE A ALVARO BOTIJA lo que ocurre, que acabo de regalarle mi BMW y aún no se si lo ha recibido.
ResponderEliminarOye, deberías conocer mi próximo libro(mixto poemas,prosa)que cuando encuentre editor te enviaré.Mientras intentaré enviarte un poema titulado "Canción de un sintecho". Saludos Miguel. Te leo con frecuencia y me lo paso bien porque Alvaro está dedicado a otras cosas...
Vuelvo a decirte que digas a Alvaro que tenga cuidado con los guardias esos que comentas.
ResponderEliminar¿Se nota mucho que "miguel" es nuevo por estos mundos de los blogs?. Debe ser la única persona de este universo que pone nombres y apellidos, y en MAYÚSCULAS ...
ResponderEliminarEstimado padre, te perdono porque con tus 73 tacos, ya tiene mérito no sólo que te hayas metido en el mundo éste de la tecnología, sino que además hayas terminado tu libro de poemas.
Tu hijo, el del BMW, que tranquilo que no lo voy a meter mucho por estas calles. Creo que me llega la semana que viene.
Esther, enhorabuena por la mudanza, porras. Lástima que el carril bici te pille un poco lejos.
ResponderEliminarBur, saludos y bienvenido ¿A que acojona verte a todos esos tíos con gorra midiendo el accidente de cabo a rabo? Tranquilo, que cuando has visto muchos ya se pasa.
Achab, en Moscú puedes acabar "kermadísimo". Lo del árbol no sale bien, porque las ramas de los abedules no sirven para colgarse (se doblan). Ya sabía Dios lo que hacía cuando los puso por aquí...
Miguel, descuida. Ya se lo he dicho. Pero qué imprudente eres. Mira que regalarle a ÉL el BMW, habiendo en Moscú conductores de toda confianza, como yo mismo, sin ir más lejos.
"Anónimo", jua, jua, jua... en fin, vaya forma de destrozar la política de anonimato de la bitácora.
Ahora que vas a tener coche (bueno, cochazo), qué suerte que hayas dejado la cerveza por decimoséptima vez.
Anécdota:Cuando la Federación rusa en españa tenía delegacion en Madrid,negocié con un tal Anatoly un trueque de mercancías (no tenían otro modo de pago)y el tal anatoly me contó que el cuando iba a su país cargaba sobre sus hombros todo tipo de artilugios, como por ejemplo un lavabo de cerámica.¿imaginaís el espectáculo?en otro viaje llevó una taza del Wc!!!
ResponderEliminarHum... curiosa anécdota esta de los trueques, así que si no fue por dinero, por que intercambiaron el comunismo para quedarse con el capit.. bueno, con lo que tengan por alli...
ResponderEliminarOtro nuevo, llevo 2 semanas leyendo mes a mes, a ratos, sigue así, esta muy bien la bitacora, un saludo.
Miguel, me das ideas, muy bien. Ahora en Moscú hay de casi todo, pero hubo tiempos en que no fue así, así que en otra ocasión contaré qué tipo de viajes hacía yo al principio de estar aquí. No llegué a los límites de tu socio Anatoly, pero por ahí anduve.
ResponderEliminarEneko, bienvenido y gracias por los elogios. Ya sabes, porque has estado leyendo, que aquí no se habla mucho de política. Yo, a quien nadie podrá acusar de comunista (mi suegro lo hacía, pero es que mi suegro era mucho suegro), tampoco tengo claro a cambio de qué han intercambiado el comunismo por lo que tienen ahora. Desde el punto de vista material, ahora les va claramente mejor que antes. Desde otros puntos de vista yo diría que también. En todo caso, muchos creen que no es así. Si uno no se calienta demasiado, el debate puede resultar entretenido. Otro día podremos entrar en ello.
Alfito, el carril bici lot engo justo al ladito, en el río...
ResponderEliminarBesos