lunes, 24 de marzo de 2008

Fadrines o dievushkillas

A uno siempre le asalta la duda al ver a Abi, Ro y Ame tan integrados en el ambiente moscovita de turno ¿No estarán perdiendo sus raíces? A ver si Abi y Ro se me van a convertir en "dievushkas", en lugar de las "chiquetes" que son, y si Ame va a evolucionar a "pareñ", en lugar de "fadrí". No, no, hasta ahí podíamos llegar.

Aparecimos por Valencia en plena semana fallera, en parte porque estaba preparado, y en parte porque las desgracias familiares vienen cuando vienen. El caso es que aquello era la auténtica prueba de fuego de la condición de la tropa, porque por la calle sonaba "Paquito el Chocolatero" a toda hora; entre traca y traca, la plantà fue un hecho al dia siguiente a la llegada, y todo quisqui iba, como poco, con blusón y pañuelo, mientras la Geperudeta esperaba que la cubrieran de flores. Vamos, la quintaesencia de Valencia en fiestas.

- Vinga, chiquets, anem més prop de la mascletà (Vamos, niños, vamos más cerca de la mascletà).
- No, no, mos quedem aci. (No, no, nos quedamos aquí)
- ¿No voleu anar més prop? (¿No queréis ir más cerca?) ¡Si estem a mig kilómetro! (¡Si estamos a medio kilómetro!)

Y así escuchamos la mascletà desde la quinta porra y, claro, no se oía bien; pero la tropa se tapaba los oídos como si aquello fuera un estruendo insoportable. La cosa se ponía mal: se estaban convirtiendo en dievushkas, horror, pavor y terror.

Yendo por la calle, obviamente, cada metro alguien tiraba un petardo. Yo ya no les hacía ni caso, salvo que fuesen realmente fuertes, en cuyo caso lo normal es mover la cabeza en señal de aprobación. De hecho, yo creo que ETA no pone coches bomba en Valencia en fallas porque la explosión no se iba a notar apenas y, como mucho, habría alguien que diría algo así como "Jo, tíos, qué bueno ¿Tenéis más de ésos? ¿Dónde los compráis?". Pero las niñas no estaban tan seguras de que lo de los petardos hubiera que aprobarlo.

- A mi no me agraden les falles. N'hi ha molt de soroll - decía Ro (A mí no me gustan las fallas. Hay mucho ruido).
- A mi tampoc. Tinc por d'anar pel carrer - añadía Abi (A mí tampoco. Tengo miedo de ir por la calle).

Bien. Antes de dar por perdida la batalla, había que hacer un último intento de conversión. Y así, al pasar por una paraeta, me metí en ella y dije al chaval que la atendía:

- Ponme cinco cajas de bombitas, dos de chinos, tres de fuentes, un mechero y una mecha.

2 comentarios:

  1. Tomna ya Alfito, eso es una compra en toda regla de un experto, que no se diga, jejejejeje... A ver como continua la cosa... ¿Pero has probado a vestirlas de falleras, enseimadas incluídas? ¿Y de saragüell a Ame? jijijiiji

    besitossssss

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  2. No, Estherita, que no hay que empacharse. Poco a poco.

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