San Petersburgo, ciudad en la que me encuentro en la actualidad, es un ejemplo del estilo ruso de reparaciones de inmuebles. En sí, es una maravilla de ciudad, poblada por gente estupenda, mucho más habitable que Moscú... y además es un ejemplo ideal para elucubrar sobre el concepto ruso de reparación y mantenimiento. Allá va.
En ruso, reparación se dice "remont". Pero esto no es todo, pues existen dos clases de "remont": el "capital" y el "cosmético".
1.- El "capital" (kapital'ny remont) es una reparación en profundidad, cambiando todos los elementos defectuosos del inmueble, como tuberías, cables, desagües... todo todo. Hay una subespecie del "kapital'ny remont" especialmente cualificada, llamada "evroremont", y que significa dejar la vivienda o el local como se podría encontrar en cualquier lugar de Europa (de ahí lo de "evro"), es decir, con las comodidades occidentales, lo que implica cosas como grifos decentes, azulejos razonables, enchufes que no haya diseñado Edison o lámparas sin moscas.
El problema de estas reformas es que cuestan un ojo de la cara, y el bolsillo del usuario no está como para tonterías, y menos si el inmueble es para alquilarlo a terceros. Entonces, se pasa a la segunda clase de "remont".
2.- El "kosmetichesky remont". Ése, ése es el recurso de los quiero-y-no-puedo locales. Consiste en echar una manita de pintura por encima, ajustar los ladrillos sueltos y dejar la fachada mona y pulida. El resto del edificio puede esperar hasta que las cucarachas sean suficientes como para derribar al Gobierno, momento en que ya habrá que pensar si vale la pena ponerse en serio con el inmueble, o directamente es mejor llamar a la empresa de derribos, o simplemente dejar que la ley de la gravedad actúe y al edificio le pase lo mismo que a la casa Usher.
También en este caso hay una subespecie, en este caso no deseable por inferior, del "kosmetichesky remont", llamada "jaltúra" y cuya traducción más exacta es "chapuza". La palabra es sumamente popular y no sólo se aplica a las reparaciones, sino a los más diversos menesteres, por lo que conviene tenerla en cuenta.
San Petersburgo cumplió hace cuatro años su tercer centenario, con motivo del cual hubo un aluvión de reformas y reparaciones en las vías principales de su enorme centro histórico. Comenzaron concienzudamente y con las mejores intenciones, pero el tiempo apremiaba, las fechas de los faustos se venían encima, las obras no terminaban y todos temían que el presidente Putin, que, por cierto, es de San Petersburgo, tuviese la guadaña a punto, así que empezaron a proliferar las reparaciones sálvese-quien-pueda de tipo cosmético.
Mañana trataré de completar esto con un ejemplo práctico.
Madre del Amor Hermoso, Alf, ahí hay nombre para todo, hasta para las reformas.. Nombre y clases, oye que organización. Ya sabes que aquí las jaltúra abundan, y lo que seguro no pasa en Rusia, porque eso es autóctono de este país es el momento obrero: uno curra, los demás miran y tras las vallas una colección de señores jubilados cuya edad va de los 70 para arriba, opinan acerca de los trabajos del único currante, dándole instrucciones y criticándole, casi igualico que en los partidos de fútbol, jejejeje...
ResponderEliminarBesitosssss
Um... ha ido usted a darme en uno de los sitios que más me duelen: las obras. Ahora voy a tener que tomarme unas tilas, con lo poco que me gustan.
ResponderEliminarEsther, el único país donde a los pensionistas se les llama "jubilados" (que viene de "júbilo") es España. En Rusia, los pensionistas, si es que llegan a la edad que les permite cobrar la pensión, no pueden permitirse perder el tiempo mirando a los demás cómo trabajan. Tienen que trabajar ellos.
ResponderEliminarGinebra, lo siento, no era mi intención. Procuraré no hurgar en la herida.