Cuando un niño de tres años, de nombre Ame, ha pasado casi toda su vida en Rusia, pero es español, y reparte su tiempo en España entre dos ciudades, puede ocurrir que esté confuso. En este caso, el niño, además, está en la etapa de las preguntas, y de qué manera.
- Papá.
- ¿Qué, Ame?
- ¿Cuándo vamos a España?
- Estamos en España. Estamos en Valencia, y Valencia es España.
- ¿Y Madrid es España?
- Sí, Madrid también es España.
- ¿Por qué?
- Estoo...
- ¿Por qué, papá, por qué?
- Porque está dentro de las fronteras de España.
- Papá.
- ¿Qué?
- ¿Y qué es España?
"Ufff..."
- España es una unidad de destino en lo universal, luz de Trento y espada de la Cristiandad.
- Ahhhh...
Madre del amor hermoso, Alf, eso no se le dice a un niño pequeño, jajajaja, pobre, normal que se quedara con la boca abierta y diciendo "aaaaaahhhh"
ResponderEliminarAhora, te digo una cosa, si esa pregunta se la hace a un madrileño, te digo yo que todo indignado le hubiera contestado: "¿Cómo que si Madrid es España? Disculpa bonito, pero España es Madrid, que no es lo mismo. Y de Madrid al cielo. He dicho" :P
(si si, yo siempre metiendo cañita, jejejeje)
Ainsss pobrecito Ame, que empanada mental lleva (gallega, empanada gallega. Por cierto, ya le explicas que Galicia también es España, jejejejee)
Besitossssss
La verdad es que lo mejor ante ese tipo de preguntas es soltarles una barbaridad incomprensible. Se quedan tan panchos.
ResponderEliminarEsther, no sé qué pensar. Algún madrileño tiene que haberte hecho algo muy gordo.
ResponderEliminarGinebra, sí que es la táctica adecuada, sí. Una respuesta técnica y exacta con muchas palabras.
JAJAJA, ya te imagino dandole explicación enciclopédica al niño...las fronteras son...colinda con...jajaja
ResponderEliminarbesos