Lo primero, las definiciones. Un própusk es un pase, un salvoconducto, una tarjeta de acceso, algo, en fin, que te da derecho a llegar a los sitios. Y, en Moscú, es una auténtica plaga desparramada por toda la ciudad y que da trabajo a múltitud de inútiles que, so pretexto de garantizar la seguridad de los accesos, lo que hacen es jorobar al personal. Porque, el día que alguien se proponga de verdad liarla, ni própusk ni leches: la liará y no habrá quien lo pare.
Entretanto, la pléyade de guardias de seguridad y adláteres de dudosísima productividad se aburren como ostras, y sólo se entretienen cuando aparece alguien con ganas de pasar y lo joroban como pueden. Y pueden mucho.
No hay oficina pública, ni ministerio, ni centro de negocios, ni fábrica, por muy parada que esté, ni escuela infantil, ni chiringuito con pretensiones que no tenga su propusknaya sistema, que, traducido al castellano, viene a ser como un sistema por el que todo visitante debe perder un buen rato en la puerta para que un vigilante ocioso anote unos garabatos en un papel. Últimamente, las cosas se han modernizado algo, y los própusk se están haciendo electrónicos, de manera que a los que trabajan en los sitios les dan una tarjeta con un chip, que han de pasar por un lector para que se abran las puertas. Aún así, sigue habiendo guardias de seguridad, que se encargan de dar la tabarra a quienes pasan por allí de visita o de vez en cuando, no tienen tarjeta y, por ende, son presa de la propusknaya sistema. Será por gente.
En el centro de negocios donde curro no tengo que pasar por una propusknaya sistema, sino, rizando el rizo, por dos. Olé. Una, que pusieron la semana pasada, para entrar al centro, lo cual con el bulto misterioso resulta algo complejo, y otra para entrar a mi oficina, esto por capricho de mi jefe. El caso es que tengo que llevar dos própusk, bastante gruesos, en la cartera. En fin, a falta de dinero, bueno es tener la cartera llena, que siempre da ilusión.
Lo bueno viene cuando vas de visita a algún tugurio semiabandonado, que, por destartalado que esté, siempre mantiene un vigilante tocapelotas y un estúpido control de acceso. En estos casos, hay que llegar sin prisas y con tiempo de sobra (cosa difícil con el tráfico de Moscú, pero que hay que intentar), como yo el otro día, que llegué a una cita media hora antes. Eso le da a uno la oportunidad de luchar contra el sistema mediante la manera más efectiva: llevando al sistema hasta sus últimas y más absurdas consecuencias.
Lo primero es tratar de pasar como si nada, sin mirar a nadie. A veces cuela, si te ven muy decidido; pero, si el vigilante es realmente tocapelotas, saltará de detrás de la mesa o de donde esté.
- Вы куда? Вы далеко? (¿A dónde va usted? ¿Va usted lejos?)
- Я к Фуланито, из фирмы Бостезоса. Я уже был здесь, и знаю, что она на третьем этаже, в комнате 328 (Voy a ver a Fulanito, en la empresa Bostezosa. Ya he estado aquí, y sé que está en el tercer piso, habitación 328).
- Ваши документы. Я вам выпишу пропуск (Sus documentos. Le voy a extender un pase).
La ventaja de ser extranjero es que, salvo el visado, todos mis documentos están escritos en castellano y en perfecto alfabeto latino, que los vigilantes tocapelotas no suelen dominar. Lo más recomendable es utilizar como documentación el nuevo carné de conducir español, el de formato de tarjeta de crédito. Es casi exactamente igual al ruso y no despierta sospechas.
- Вот вам (Aquí tiene) - y le entregué mi carné de conducir.
El vigilante lo tomó y empezó a darle vueltas con cara de no entender mucho.
- Можете написать сами? (¿Puede escribirlo usted mismo?) - preguntó.
- Что вы говорите! (¡Qué dice!) - exclamé afectando indignación.
- Напишите сами ваше имя (Que escriba usted mismo su nombre).
- Но это безобразие! А ваша безопасность? Напишите вы немедленно! (¡Pero eso es un desastre! ¿Y la seguridad de ustedes? ¡Escríbalo inmediatamente!)
El vigilante empezó a garabatear con dificultad las letras, bajo mi atenta mirada.
- Нет, нет, ошибаетесь. Бухвейцен - это моя фамилия, не моё имя (No, no, lo está haciendo mal. Buchweizen es mi apellido, no el nombre).
- Ахххх... (Ufffff...) - el hombre estaba apuradillo, sí. Al final me entregó un papelajo mugriento, que examiné con atención.
- Напишите ещё раз. Вы написали эту букву наоборот (Escríbalo de nuevo. Ha escrito esta letra al revés).
- Ничего, проходите (Da igual, pase).
- Не будете исправлять? (¿No va a corregirlo?)
- Не надо (No hace falta).
- Позовите вашего начальника. Это не может быть (Llame a su jefe. Esto no puede ser).
Al final, ya dejé de torturar al hombre y pasé, cuando se acercó la hora de mi cita. La próxima vez que pase por allí, apuesto a que se esconde detrás de la mesa.
Madre del Amor Hermoso, Alf, veo que hay ciertas cosas que no cambian, y tú eres una de ellas. O mejor dicho, tu forma de darle la vuelta a la tortilla, jajajaja... Genial, simplemente. No hay nada mejor que devolverles la pelota a estos tipos. Muy bien hecho, estoy segura que tal y como dices, cuando vuelvas por ahí, ese sale corriendo y dejando rastros de pelo en su camino, del pelo que se irá arrancando de la cabeza a causa de su propio pavor, jajajajaja....
ResponderEliminar¿Sabes que haría yo? volvería sin más, simplemente volvería y con el pase de marras y le empezaría otra vez a tocar las narices con que lo escribió mal, jajajaja... Soy mala, vale tienes razón... Pero sería genial.
Besossssss
Esther, ahora que casi todo el mundo el mundo está de vacaciones no me tocará pasar por allí en algún tiempo. La próxima, si voy sobrado de tiempo, me lo plantearé, pero no con el mismo pase, porque ésos se devuelven a la salida.
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