Alfina y yo nos presentamos en las inmediaciones del lugar en el que los Nashi habían convocado la concentración alrededor de media hora antes de su comienzo. Los Nashi habían aparcado sus autobuses en las inmediaciones y se acercaban a través de la plaza Repin, para acceder a través del puente Luzhkov hasta la sede de la Delegación de la Comisión Europea.
Uno, que ha nacido en España y ha visto manifestaciones de cientos de miles de personas, pensaría que no hay nada más sencillo que unirse a una manifestación. Pues no, señor. Eso es en España. Aquí, no.
Para empezar, la policía había tomado a saco la zona y había establecido un cordón de seguridad disuasorio. Así que nos acercamos al cordón, tratando de colarnos como quien no quiere la cosa, y el policía más próximo nos detuvo:
- ¿A dónde van ustedes?
- Allá, a la parte de allá.
- No se puede.
- ¿Y por qué no?
- Bueno, hay un mitin.
- Pero si sólo quiero ir hacia allá, hacia la zona de la Tretyakov.
- Bueno, puede ir por ese puente de allí.
- No, que ese camino es muy feo.
- Ah... bueno, pues por el puente del otro lado. Ese camino es bonito.
En esto, llegaron dos chicas.
- Oiga, tiene que dejarme pasar, porque soy del servicio de prensa de la organización que ha convocado el mitin.
El policía ni la detuvo, lo que me dio ocasión para seguir dando la tabarra.
- Oiga, ¿por qué esta chica sí pasa y yo no?
El policía se encogió de hombros.
- Pues yo también quiero ir al mitin.
- Noooo... sólo los participantes -dijo el hombre, condescendiente, con una media sonrisa.
- ¿Y no se puede pasar?
- No sé... hable con el sargento.
El sargento estaba allí al lado con cara de pocas ganas de estar haciendo aquello un viernes por la tarde. Nos dijo que no se podía pasar y que lo viéramos todo desde allí. Estuvimos un rato viéndolo, mientras los Nashi, con sus banderas con la cruz de san Andrés blanca en fondo rojo, pasaban el cordón y, poco a poco, iban cruzando el puente de Luzhkov.
Como aquello iba siendo aburrido y mi antifascismo vocacional no menguaba, decidimos tratar de alcanzar la plaza por otro sitio. La verdad es que no fue muy complicado, porque el primer cordón policial resultó muy endeble, a pesar de las apariencias. Pusimos cara de turistas con cámara de fotos y ganas de sacar una foto de la estatua de Repin, y pasamos el cordón sin más problemas.
¿Quería eso decir que ya podíamos pasar y unirnos a los demás demócratas antifascistas que pasaban por allí? No, hijos, no... qué fácil hubiera sido eso. El primer cordón era sólo para cortar el tráfico y disuadir a los menos tozudos.
Lo siguiente era un control policial más serio, con detectores de metales y cacheos. Yo estaba animado a pasarlo (de hecho, no parecía haber mucho problema), pero Alfina era menos partidaria, así que en la votación que siguió me quedé en minoría y hubo que buscar una alternativa. Decidimos seguir el consejo del policía y dar la vuelta por el otro puente.
Durante el camino nos fuimos cruzando con grupillos de Nashi.
- Pero, ¡si son todas feas!
Y era cierto. Con la de chicas guapas que hay en Moscú, y allí se había juntado lo más desfavorecido de la capital.
- Pues los chicos están aceptablemente bien -dijo Alfina.
- Sí, la verdad es que sí. Lo que no sé es qué hacen aquí. Para ligar, debe haber sitios mucho mejores.
Aún así, lo cierto es que había algunas parejas cogidas de la mano; sólo que, en contra de lo habitual, ellas no eran nada atractivas. Supongo que serían simpáticas, porque, si no...
Tras algún rodeo, esquivar otro cordón de policías y caminar procurando poner aspecto de turista despistado, nuestro objetivo se coronó con éxito: aparecimos delante de las vallas de seguridad, a dos metros del lugar desde donde el líder de los Nashi iba a lanzar su arenga demócrata y antifascista. Vamos, que ni pintado. Sólo nos faltaba saber cuál era exactamente el motivo de la manifestación, pero en eso, según nos dimos cuenta enseguida, estábamos en igualdad de condiciones con la mayoría de los manifestantes (que, con tanto control, tampoco podían ser muchos; yo le echo unos quinientos, todo lo más).
En esto, se detuvo la música bakaladera que había estado sonando todo el rato, digo yo que para dar la murga a los pobres que trabajaban en la Delegación de la Comisión, y el líder de los Nashi subió al estrado con ánimo de iniciar el acto.
Pero, como esta entrada ya está quedando exageradamente larga, mejor dejo el desarrollo de la manifa propiamente dicha y de lo que sucedió por allí para la próxima.
¿No era contra los de Estonia?
ResponderEliminarMMMM, en que lugares te metes Alfor? o mejor dime como le haces? jejejeje...
ResponderEliminarEso pasa todo el tiempo la gene sigue a otra sin saber a ciencia cierta elpor qué, lo más curioso es que esos son los que terminan muertos en las batallas..n México les llamamos "Borregos".
Un beso
Madre del Amor Hermoso, Alf. Menuda cosa complicada lo de ser rebelde en Rusia. Pero si casi hay que sacarse el Carnet de Rebelde Profesional Sin Causa Concreta (RPSCC)Que fort.
ResponderEliminarEn fin mordiénodme las uñas de las patas de kai estoy ya por saber que dijo el tipo en cuestión...
Besitossssss
Achab, sí, pero parece que había algo más.
ResponderEliminarBAR, en España también los llamamos borregos. Es lo que tiene hablar la misma lengua... :)
Esther, deja tranquilo a Kai, que no tiene la culpa el pobre bicho. Ya pongo hoy la continuación.