Después de los sucesos referidos en la anterior entrada, a las siguientes reuniones de padres acudí con los bolsillos bien repletos de efectivo, e hice bien, porque cada vez salí de la reunión con bastante menos parné del que había en mi cartera a la entrada. Al adecentamiento del aula se unió el pago de la seguridad (diez mil rublos, para todo el año), y luego algunas minucias que ya eran más o menos llevaderas (agua para beber, utensilios de limpieza...), destacando entre las mismas la confección de trajes para la fiesta de fin de año.
- Señores -dijo la maestra-, se acerca el Año Nuevo. Este año tendremos la fiesta del árbol de Año Nuevo el 22 de diciembre.
Se refería a la fiesta que, en España, llamaríamos de Navidad. Este año cae pronto, porque lo suyo es hacerla mucho más cerca del 1 de enero. No olvidemos que la Navidad ortodoxa no es hasta el 7 de enero: esos trece días de desfase eclesiástico ortodoxo con el resto del universo pueden ser bastante molestos.
- Los niños - continuó la maestra- están ensayando un número con enanitos. Me he tomado la libertad de decirle a Elizaveta Ivánovna -y señaló a la mentada, que nos miraba desde el fondo de la sala, sin poder hablar debido a la típica afonía docente- que, como otros años, se encargue de la confección de los trajes. Vamos a ver, el traje cuesta seiscientos rublos de material, y les aseguro que sería mucho más caro comprarlos hechos en una tienda, y además tendrían que ser iguales que los demás, y otros trescientos de mano de obra... en total unos novecientos rublos ¿Quién los puede recoger?
La misma recaudadora del "comité de padres" se ofreció, pero el pago fue directamente a Elizaveta Ivánovna, que al fin y al cabo era quien tenía que comprar el material y percibir los honorarios por la confección.
- ¿Y vendrán Ded Moroz y Snegurochka? -preguntó un padre.
Ded Moroz y Snegurochka son los que traen regalos a los niños en Rusia, igual que los Reyes Magos en España o Papá Noel por ahí. Pero, en lugar de traerlos de manera clandestina al amparo de la noche, Ded Moroz los trae en persona a la luz del día y los entrega él mismito a los niños, lo que implica disponer de alguien que lo interprete (pagando, claro), además de los regalos. Snegurochka es una niña vestida de blanco que le ayuda. Probablemente ya sabe que el Ded Moroz al que ayuda es un poco impostor... como ella misma.
- Claro que sí. Ya los tenemos apalabrados.
Otros trescientos rublos, entre regalo y honorarios de Ded Moroz y Snegurochka...
La verdad es que el sistema de educación pública, tal y como queda reflejado en estas dos entradas, parece un pelín precario, y ciertamente lo es; pero la calidad sigue siendo razonablemente buena, las maestras, gente con vocación, mantienen la moral alta, y las penurias económicas de los centros de enseñanza, que llevan a la necesidad de recurrir a los padres para que financien lo más indispensable, tienen un efecto positivo:
Que hay una reunión de padres casi cada mes. Y, de paso que nos esquilman un poquito, también nos dicen cómo van nuestros hijos con bastante frecuencia.
Pues te cuento que mi madre es una "Elizaveta Ivánovna"- de hecho es curioso pero se llama Elizabeth...jejeje...
ResponderEliminarAsí es que toda esta semana no pudo ni dormir (tampoco la familia) pues cosia y cosia día y noche, para terminar vestuarios de obras de teatro y santa claus...La verdad es que en eso se gana muy bien...
Sigo sin poder pronunciar etos nombres...jejeje
BAR, ¡pues a ver si nos hace buen precio, para otro año! :)
ResponderEliminarMadre del amor hermoso. Para que luego te diga Abi que el tal Den Moroz es de metnira... Pues si que estamos buenos... (perdón, es la ventaja de llevar retraso en la lectura)
ResponderEliminarBueno, creo que ya me he puesto al dia... o casi.
Besosss