Todo lo que se cuenta aquí debería tomarse con sentido del humor. Si usted no se ve capaz de hacerlo, y aun así persiste en entrar y leer, sepa que no va por usted, que lo que se cuenta está fuera de contexto y que incluso es posible que no sea ni verdad.
domingo, 15 de octubre de 2006
Gusiluz (I)
Muchas veces, es la presencia de invitados procedentes de España la que nos hace darnos cuenta a los que residimos aquí de cosas que son chocantes, pero que no percibimos como tales por la costumbre de sufrirlas a diario, o de eludirlas y olvidarlas.
Así, la presencia de mis cuñados en Moscú, para una breve visita, está teniendo el efecto benéfico de hacerme abrir unos ojos que ya tenía entornados.
Después de recogerlos del aeropuerto -y del aeropuerto ya hemos escrito bastante y escribiremos más-, nos dirigimos paseando, sin saber muy bien qué hacer, hacia la Plaza Roja y, una vez allí, vimos que era horario de visita del mausoleo de Lenin. Mientras dura el horario de visitas (tres días a la semana, tres horas cada vez), la Plaza Roja, salvo una estrecha franja junto a los almacenes GUM, se cierra al paso, con lo que poca cosa más hay que hacer en ella.
La primera vez que entré a ver el fiambre de Lenin (o "abuelito Volodya", como también lo llaman, sin ningún respeto, por aquí. También hay quien lo llama Gusiluz, entre los que se encuentra el que escribe estas líneas, no ya sin ningún respeto, sino con abierto ánimo de burla) fue hace once años, ya casi ni lo recuerdo, y no hubo una segunda vez... hasta hoy. Presumo que tardará en haber una tercera.
- Oye, ¿dónde está la consigna?
En el Mausoleo de Lenin no se puede entrar ni con bolsos, ni con cámaras de fotos, ni con móviles, ni con casi nada. Inteligentemente, la visita se vende como gratuita, pero la consigna cuesta 60 rublos, casi dos euros, por bulto. Después de dar un par de vueltas a lo que se podía ver de la Plaza Roja buscando la consigna, y de que las empleadas de todas las puertas que tocamos, más bordes que una naranja con espinas, nos dijeran que nos ayudara Rita, descubrimos que la consigna estaba en la única esquina inaccesible desde la Plaza. Hicimos la primera cola para acceder a la plaza, la segunda para acceder a la consigna, y la tercera para acceder al mausoleo. No busquemos razones de tal proceder: es totalmente inútil.
Cada vez eran menos largas las colas, eso sí. La gente acababa por cansarse, darse media vuelta y mandar a Lenin a freír espárragos. La verdad es que mejor les hubiera ido si hubieran tenido esa actitud en 1917, pero bueno, nunca es tarde si la dicha es buena.
Al final, accedimos al mausoleo. Recuerdo de mi primera visita, en que todavía la URSS estaba cerca, el ambiente solemne, verdaderamente "sepulcral" que reinaba allí. Mi cuñada pasó musitando algo para sí, y el guardia número 3, pulcramente uniformado de verde, la hizo callar en el acto.
Sin embargo, con el tiempo se comienzan a ver resquicios en el respeto al abuelito Volodya. Junto a nosotros, adelantándonos, pasó un jovenzuelo con los cascos puestos y con un volumen tan alto que se oía perfectamente, y más con lo callados que estábamos todos.
- ¡Sssshhhh! -le espetó el guardia número 3, poniendo el dedo en la boca.
- Eh, que voy a decirle una cosa a Vlad -dijo el jovenzuelo, acercándose al oído del guarda número 3.
El guarda número 3 le dejó pasar, y el jovenzuelo nos adelantó, cascos estridentes incluidos, hasta llegar al guardia número 5, que por lo visto era el mencionado Vlad, y se puso a hablar con él. Se nota que el capitalismo no respeta ni a los muertos. Y digo yo que el jovenzuelo se iría luego con la música a otra parte, pero no me quedé a comprobarlo.
Pero esto se va haciendo largo, así que dejo para la siguiente entrada la continuación de la visita al amigo Gusiluz, otrora líder del proletariado mundial, y hoy poco más que atracción de feria.
Madre del amor hermoso...
ResponderEliminarEstos rusos son un poco macabros. Y digo yo ¿qué interés tiene ver al difunto en cuestión? porque oye, si es un santo y tiene siglos, pues aún lo entiendo, aunque sea por ver un cuerpo no corrompido.. O las momias, ¿ves? los faraones tienen su encanto, con las vendas y tal... ¿y qué me dices de los fósiles del museo arqueológico? yo pasaba horas mirándolos Alf, seguro que tú también.
Pero no lo puedo entender, que sentido tiene ver a este señor. Y entiendo menos las razones que les llevaron a disecarlo...
Si dinero no habrá, pero pa tontásss
Besitos
Esther, digo yo que seguro que te refieres al museo paleontológico, porque, lo que es "arqueológico", pues no sé...
ResponderEliminarLo del interés, pues bueno, cada cual tiene sus "hobbies". Si sólo fuera por Lenin, pues sería como ir a un cementerio con un sólo muerto, pero lo que pasa es que hay más cositas. Eso sí, aparecerá en la próxima entrada.
Me parece que un personaje taaan grande e importante como lo fué Lennin tiene derecho a ser visitado de vez en cuando, al menos sé que conmigo no pasará lo mismo,a menos de que descubra la cura del SIDA en los próximos años...
ResponderEliminarLo que si me parece aberrante es que el estado ponga tantas trabas para la cultura de ese tipo...
Saludos
Bueno, Alf, tienes toda todita la razón, era el paleontológico, mis disculpas, un lapsus lingüe, debieron de ser las horas...
ResponderEliminarBesitos
BAR, yo creo que Lenin no tiene derecho a ser visitado. Fiambre como está, no tiene derecho a nada. Eso sí, si alguien quiere hacerlo, adelante.
ResponderEliminarEsther, lapsus ¡lingüe! Diossssss... que en esta bitácora se promueve el respeto al latín.
pues dime como se escribe que yo ya no me acuerdo...
ResponderEliminarEsther, un poco atrasado pero ya.
ResponderEliminarTiene interes, es asegurarse de que realmente esta muerto, y que no haya ninguna sorpresa.