Decíamos ayer que la organización de carreras populares en Rusia difiere considerablemente de lo que conocemos en Valencia. El caso es que, una vez inscrito y con el dorsal pegado en la camiseta, con los dos papelitos de control grapados, salí a calentar, troté un poco y, eso sí, ahí ya parecía que las cosas iban por su cauce habitual.
Pero no.
En Valencia, en muchas carreras, hay un animador del público al que le dan un altavoz y que se dedica a berrear cosas "I aci han vingut tots, els de Sueca, els de Tavernes, els de Sollana, els de Carlet, els de Xativa... i han vingut a correr en nosatres, perque aço és una festa, una festa, una festa..." y así se pasa gritando ni sé el tiempo, con lo que, eso sí, consigue que mejoremos nuestras marcas, porque, por no oírle, corremos más.
Aquí, también había altavoz, pero las cosas cambiaron un poquito:
- Hoy vamos a introducir una novedad: ¡un calentamiento conjunto! Lo va a dirigir Olga Arbunova. Que vaya todo el mundo a la línea de salida.
Intrigado, me dirigí a la línea de salida, para ver que había una monitora de aeróbic haciendo posturitas y animando a que las hicieran los demás, mientras del altavoz ahora salía musiquilla de bailoteo y dievushkeo. Unas cuantas corredoras y muchos menos corredores la seguían. Yo le seguí el rollo un poco, pero entonces se puso a hacer movimientos laterales y calentamiento de brazos. "Esta tía será de lo más flexible, pero no ha hecho una carrera de fondo en su vida". Y ya seguí con mi calentamiento habitual, como casi todo quisqui.
Como ya quedó dicho, la organización montó tres carreras el mismo día, una de 2 km., otra de 5 km. y la de verdad, de 15 km. Yo esperaba que dieran la salida de cada una en distintos momentos, pero no: todos a la vez. Mira que éramos pocos, no más de doscientos, en la línea de salida, pues consiguieron que se montara una tangana tremenda entre los de fondo y los de medio fondo, que, naturalmente, pensaban ir más rápido. Un kilómetro debimos estar dándonos codazos, hasta que los de medio fondo se fueron por otro sitio.
Otra de las cosas que no había eran referencias kilométricas. Bueno, para ser exactos, había tres, en los kilómetros 1, 4 y 5, y se podía suponer que cuando se pasaba a la vuelta por el 1 era el 8 (pero sólo se podía suponer).
- La medición de la distancia ha sido hecha de acuerdo con los estándares internacionales -había gritado el del altavoz.
Tururú. Pasé por el kilómetro 1 en 6'35". Ni en mis peores pesadillas podía esperar un desastre como ése, así que entendí que estaba mal medido y ya me dediqué a tomarme aquello como un entrenamiento e ir a pulsaciones. Por el cuatro pasé en 20'30", a 5'07" por kilómetro, pero es que por el cinco pasé en 24'21", a 4'50" por kilómetro y habiendo hecho el último en 3'51". Parecía que hubieran devaluado el kilómetro... y yo ya sabía que, ni iba tan mal al principio, ni tan bien ahí. El ocho lo debí pasar en 38'30"... si es que era el ocho.
Como la policía y el ejército habían tomado la zona, allí no había ningún espectador, así que no había nadie que animara. Desde luego, los policías no lo hacían y los soldados menos. Uno nos pedía tabaco... pero este tío, ¿sabía con quien estaba hablando?
En fin, que llegó la meta e incluso mejoré mi marca, lo cual tiene su mérito. El último kilómetro también estaba medido a ojo de buen cubero: yo pensaba que bajaba sin problemas de 1h15', que era el objetivo que me marqué a eso de media carrera, pero el último lo hice en unos siete minutos, y eso que tuve que marcarme un sprint feroz para llegar dentro del objetivo.
En las llegadas, en Valencia, te dan camisetas conmemorativas, mucha agua, refrescos y, a veces, algo de comer. Aquí me quitaron el papelito de control, me dieron una botella de agua... y un diploma de haber participado, en blanco (ya lo rellenaré, y si me da por ahí, que no me dará, lo enmarco y todo. Incluso lo pondré en mi currículum, síiiiii señor). Aquí todo lo arreglan con diplomas, leche. También me dieron un vale por un helado. Ahí, ahí, eso era lo que estaba esperando... lo último que me podía entrar en las tripas. Se lo di a unos soldados que estaban en la meta con cara de hambre.
Recogí mi mochila, y me cambié en las gradas del campo de baloncesto, como vi que hacía todo el mundo. Lo del guardarropa y el "vestuario" la verdad es que me ha gustado ¿Duchas? ¿Para qué, si todavía quedan varios meses hasta año nuevo?
En el largo camino de vuelta al coche, con quince kilómetros en las piernas, fui viendo a los que iban llegando a más de seis minutos por kilómetro. La policía seguía teniéndolo todo acordonado. En esto vi a un atleta senior con evidentes dificultades y me dije: "¿Y si lo animo?"
- Давай! Давай! Уже близко! Молодец! (¡Venga, venga! ¡Ya falta poco! ¡Muy bien!) - le grite, mientras apretaba el puño izquierdo (no tiene connotaciones políticas, es que soy zurdo).
El corredor me miró como si yo fuera un extraterrestre, e incluso con cara de desagrado. Vale, lo entendí: lo de animar a los corredores no está de moda.
Algo más adelante, vi el coche escoba, siguiendo al farolillo rojo de la carrera, ante la mirada impasible de los policías. Poco después, ya abrieron el tráfico. Me ha gustado la experiencia. La próxima espero tenerla en España, pero no creo que sea la última vez que lo haga por aquí.
Madre del amor hermoso. Estos rusos están muy mal. ¿un soldado pidiendo tabaco a los corredores? Vamos a ver, si hasta los que fuman y corren, cuando corren no llevan tabaco encima. Ainsssssss...
ResponderEliminar¿un helado después de la carrera?¿acaso pretendían acabaros de matar o algo?
En fin, tu repite si eso, pero hazme un favor, llevate un buen bocata de chorizo, por si las moscas...
Besitos Alf
NOP, DEFINITIVAMENTE NO ES LO MIO...PERO SI QUE LOS RUSOS ESTAN LOCOS, HASTA YO SE QUE NO SE DEBE COMER HELADO DESPUES DE HACER EJERCICIO...QUE LOCOS!!!!BESOS
ResponderEliminarEsther, los que están especialmente mal son los soldados del ejército ruso. El servicio militar dura dos años. Lo que es una buena idea es lo del bocata de chorizo, eso sí.
ResponderEliminarBar, eso de no comer helado después del ejercicio es hasta cierto punto relativo. De hecho, en muchas carreras en España sí que dan helados (depende del patrocinador), aunque no es lo que más apetece. Se supone que lo que hay que hacer es meterse hidratos de carbono en el cuerpo; los helados de nata y en general los hechos a base de leche lo que más tienen son grasas. No es especialmente incorrecto, pero tampoco pasa nada.
Eso sí, aquí los helados se toman hasta en invierno a veintipico bajo cero.
Y no sabía yo eso de la incompatibilidad del arte y el deporte... por lo menos es discutible.
sí, no es incompatible. Tenemos como ejemplo cercano a Cuchillo, que visitando el Hermitage se acercó tanto a un cuadro que saltó la alarma y tuvo que salir por patas.....
ResponderEliminartotal, visto cómo andan los de la seguridad del Hermitage igual los que salieron huyendo también fueron los propios guardias...
Botas, no me imagino a Cuchillo visitando el Hermitage. Y menos acercándose a un cuadro ¿Era el primero que veía?
ResponderEliminarEn cambio, saliendo por patas del Hermitage sí que me lo imagino... un hermoso ejemplo de compatibilidad entre el arte (o la huida del mismo) y el deporte.
NO sé quien es Cuchillo Alf y Botas, pero veo que es de esos que tienen como lema eso que no recuerdo bien pero que decía algo así como que la sabiduría o el aprendizaje te persiguen pero has de ser más rápido...
ResponderEliminarBUeno besotes a los dos