miércoles, 9 de agosto de 2006

Aquí no hay quien biba


Una de las cosas que más se echan de menos en Moscú son los vecinos, esos típicos vecinos españoles, con sus neuras, con sus manías, con sus cotilleos, con sus pequeñas envidias... pero lo cierto es que el sistema funciona. Curioso o no, pero el sistema español de propiedad horizontal, con sus comunidades de vecinos, funciona estupendamente. Las fincas están limpias y bien mantenidas, y el sistema autogestionario comunitario que va por detrás es seguramente el único adecuado para el carácter español.

En Rusia, nada de eso. El moscovita típico considera que su vivienda comienza en la puerta del recibidor, y eso de que haya que mantener limpias las escaleras y los portales, y que hay cuestiones de mantenimiento de elementos comunes que deberían ser también de su incumbencia, eso es para él un mundo ignoto. De hecho, el propio concepto de "elemento común" escapa a su percepción de la realidad. No es, pues, de extrañar que existan pisazos de impresión a los que se accede por escaleras no menos de impresión, sólo que en sentido negativo. La alternativa son ascensores de los de cataplines en la garganta y, en todo caso, de los de pulgar e índice en la nariz, combinado con portales de transición entre el exterior caduco y el interior hediondo.

Eso sí, la evidente superioridad del sistema español no presupone un nivel cultural necesariamente superior, como atestigua la foto adjunta, tomada por mí, reconozco que con muy mala leche, el otro día, en una fugaz visita a mi piso valenciano. La autoría corresponde a doña Margarita, mi vecina del primero, mujer guerrera a quien Dios concedió, incluso en exceso, el don de la palabra hablada, pero le negó el de la escrita. La verdad es que no hay visita mía a Valencia en la que no sea testigo de alguna de sus actuaciones, que algún día tocará relatar. Pero, eso sí, la finca está impecable.

Así que a ver si los moscovitas aprenden: para mantener las viviendas en orden no es necesario empaparse de Pushkin o Byron, como hacen ellos. Mi vecina del primero, evidentemente, está en el límite del analfabetismo, pero eso no le impide ejercer de presidenta de la "cumunida" "gasias" a su sentido práctico. En cambio, Tamara Vasilievna, la administradora de la finca moscovita que ocupo, lleva meses escondiéndose para no darme la llave de la puerta que le pedí ya no recuerdo cuándo. Como tarde una semana más, me traigo a doña Margarita, a que le suelte cuatro frescas.

4 comentarios:

  1. Querido Alf, el uso del término "cataplines" es excesivo, incluso para tu vocabulario habitual. Propongo que, si bien existen términos más modermos, para no herir sensibilidades, pases a utilizar otros más intermedios como "pelotas".

    Por otra parte, secundo la moción del cuidado de las "zonas comunes" rusas, que más bien parecen "la zona" de Stalker (quien no haya visto esta película, que no se la pierda, que algún día tendremos que hacer un debate en profundidad sobre la misma).
    Además, teniendo en cuenta los precios que se pagan por los alquileres, es aún más impresionante lo de los portales.

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  2. Madre del amor hermoso... (al final pondré idem). He estado tentada de prescindir de "h", acentos, cambiar "b" por "v" y todo tipo de aberración posible en el lenguaje después de que mis ojos ardan tras la lectura del título de esta entrada y del no menos aberrante cartelito de Doña Margarita... Y es que esta buena mujer no se ha dejado ni una.
    Alf, te ruego nos dejes leer otras de sus lindeces, aunque sea porque tanta falta es en sí una obra de arte...
    En cuanto al tema en cuestión, creo que sí, los rusos necesitan un poco de control. De hecho, creo que unos rusos o lituanos, no lo tengo muy claro, son los culpables de que últimamente lluevan bolsas de basura por el patio de luces de la finca en la que vivo... Inconcebible.
    Besossss

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  3. Ja ja, que cruda realidad..Esto me recuerda a ciertos altercados que tuvimos en nuestra comunidad algo asi como el pasado febrero. Están fielmente relatados en mi Blog, además aunque el tono es siempre cómico y ficticio, veo ahora que la ficción no andaba tan descaminada de la realidad..
    Querido primo, ya voy a ver esa pelicula, y la comentamos.

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  4. Botas, ¿pero no te da vergüenza recomendar "Stalker"? Ya puestos, recomienda todo el ciclo de Andrei Tarkovsky, pues no tiene cata... pelotas la cosa.

    En serio, para ver "Stalker" (o "Andrei Rublyov", el otro peliculón de Tarkovsky) hay que estar muy convencido y atrincherarse delante de la pantalla: duran más de tres horas. No son malas ni mucho menos, pero el que sólo esté acostumbrado a las pelis de risa o de vaqueros puede, por lo menos, marearse. Ojo.

    Esther, cuidadito con meterse con doña Margarita. Además, debo ser el único vecino que no es objeto de su saña, sin que se pueda demostrar que ello sólo sucede porque paso por allí cuatro o cinco semanas al año, no tengo recibos de comunidad pendientes y, cuando estoy, normalmente me dedico a estudiar pacíficamente y nunca pongo la tele. Y porque ella vive en el primero y yo en el sexto. Así que las ganas de estrangularla las tienen otros, por ejemplo el diseñador que ocupa el bajo, pero eso lo dejo para otra entrada.

    Los que tiran basuras en tu patio de luces deben ser rusos, o quiza ucranianos, por la descripción. También dejo para otra entrada los sistemas de selección y retirada de basuras más comunes en Rusia. Los lituanos son gente más civilizada y seguramente han captado el concepto de contenedor.

    Juan, cuando sea mayor, igual me hago administrador de fincas, aunque sólo sea para asistir a muchas juntas de vecinos. Con poca gente que haya como doña Margarita, haya anécdotas como para no cansarse.

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