domingo, 18 de junio de 2006

Minoría entre las minorías


El padre Le Léannec lleva en Moscú desde tiempo inmemorial; al menos, desde que yo voy viniendo por aquí, y ya hace tiempo. Es el párroco de San Luís de los Franceses, uno de los dos templos católicos de Moscú.

El padre Le Léannec debe levantarse todos los días hacia las seis. A las ocho de la mañana, sin fallar un día, festivo o laborable, dice misa en San Luís, y la dice en latín. Este domingo soy uno de los alrededor de quince fieles que oye misa.

"In nomine Patri, el Filii, et Spiritus Sancti. Amen"

Ya debe quedar claro que el latín es lengua bienvenida en esta bitácora. Sin embargo, levantarse a las seis y media para llegar a la misa del padre Le Léannec es demasiado para el cuerpo de este bloguero, y sólo asisto en casos excepcionales, como hoy, en que a media mañana parto con destino a Georgia.

"Gloria in excelsis Deo, et in terra pax hominibus bonae voluntatis."

Somos sólo quince fieles, pero no por ello la dignidad de la misa dominical pierde un centímetro. Suena el órgano, canta el coro, y tres monaguillos vestidos de blanco flanquean al padre. Y además hoy es la fiesta del Corpus Christi, no un día cualquiera.

"Credo in unum Deum, patrum omnipotentem, factorem coeli et terrae..."

La misa no es totalmente tradicional, como quizá podría pensarse. Es "novus ordo", aunque en latín. Y nunca, cuando he venido, ha estado la iglesia totalmente vacía: siempre ha habido entre quince y treinta personas en la asamblea. Por lo general, gente de mediana edad, alguna monja, hoy incluso un niño, algún estudiante.

"Pater noster, qui es in coelis; santificetur nomen tuum; fiat voluntas tua, sicut in coelo et in terra..."

Las lecturas del día y la homilía no son en latín, sino en lengua vernácula, ruso en este caso. El padre, a pesar del tiempo que lleva en Rusia, no consigue librarse de un molesto acento francés, que hace su homilía difícil de entender, a pesar de que su dominio del vocabulario y de la gramática son asombrosos.

"Ite, missa est."
"Deo gratias."


Pasan de las nueve, y los feligreses, mucho más numerosos, de la misa de nueve y media, ésta en ruso, comienzan a entrar en la iglesia. Fuera, los mendigos van tomando posiciones junto a la entrada. De camino a casa, suenan las campanas de las iglesias ortodoxas, mientras los mendigos, que saben que a la entrada no les esperan limosnas, esperan a la salida para apostarse a la salida de los templos.

3 comentarios:

  1. Claro, y a ti te debe encantar poder asistir a misa en latín... Tiene su encanto, todo hay que decirlo, y supongo que eso es otra de tantas cosas que sólo se pueden encontrar en moscú. O casi, porque supongo que en el Vaticano, si se oficiarán misas en latín... Y es curioso porque Jesús en realidad hablaba hebreo, así que lo más correcto, digo yo, debería ser una misa en hebreo ¿no?...
    ad finitum, latin meo est in memoriam (supongo que escribirlo no se me da bien, pero vamos, que todavía recuerdo algo, y eso que soy de ciencias)
    Besos o Bacci, como prefieras

    ResponderEliminar
  2. Esther, Jesús hablaba en arameo. Y misas en latín hay en muchos más sitios de los que parece, y estoy por pensar que va a ir habiendo más, "Deo gratias".

    ResponderEliminar
  3. Tienes razón, hablaba en arameo, mis disculpas pater, pero es que ando algo despistada, ya hace mucho que no doy catecismo en el colegio... (je, je, je)
    Besos corasson

    ResponderEliminar