viernes, 21 de febrero de 2020

Inestabilidad política

No está el horno para bollos en Bélgica. El país lleva sin gobierno desde ni se sabe el tiempo, y no es la primera vez que los gobiernos en funciones se eternizan por estos pagos.

Más o menos como sucede en España, el Rey encarga a alguien la formación de gobierno, y esta persona debe tratar de conseguir la confianza de la Cámara de Representantes, que es a Bélgica lo que el Congreso de los Diputados es a España. La Cámara se compone de 150 diputados, para los once millones de habitantes del país, lo cual digamos que es razonablemente proporcional a los 350 diputados que hay en España.

El caso es que, en Bélgica, los dos partidos más votados son independentistas, lo cual no debería ser motivo de optimismo en cuanto a la supervivencia del país. En cualquier caso, el voto está tan disperso que no hay quien consiga una mayoría, y no es de extrañar, porque el único partido de cierta enjundia que puede considerarse nacional es el Partido del Trabajo de Bélgica, que es una curiosidad estalinista llegada hasta nuestros días y que, sin embargo, ha crecido considerablemente en las últimas elecciones y ha obtenido escaños en todo el país. Los demás, ni siquiera se presentan más que, o en Flandes y Bruselas, o en Valonia y Bruselas, con la notable excepción de Vlaams Belang, que se presenta en todo el país, entiendo que para hacer rabiar: en Flandes obtuvo porcentajes de voto de entre el 15% y el 20% (y de ahí sacó sus 18 diputados), mientras que en Valonia y en Bruselas anduvo en porcentajes inferiores al 1%, y aún me pregunto a quién en Valonia se le pudo ocurrir votar por ellos. Es como si Bildu se presentara en Extremadura.

Con semejante panorama en el Parlamento, incluyendo 43 diputados independentistas flamencos (unos más independentistas que otros, vale) y 12 estalinistas ortodoxos, ponerse de acuerdo requiere mucha mano izquierda. Tanta, que no hay quien la tenga. El caso es que, desde las elecciones, que tuvieron lugar el 26 de mayo de 2019, aquí no hay quien se ponga de acuerdo. El Rey ha encargado "misiones de información" a tirios y troyanos, pero ya va por la sexta, y el gobierno no sólo sigue en funciones, sino que el Presidente del Gobierno en funciones, Charles Michel, un liberal francófono (y probablemente masón, como buena parte de los liberales), se les ha ido con viento fresco, al ser nombrado Presidente del Consejo de la Unión Europea. Como para criticarlo...

Bélgica ya tenía una larga experiencia de gobiernos en funciones. En 2007, estuvo 194 días en esta situación, y en 2010-2011 incluso batió ese récord con unos fenomenales 541 días, en lo que se considera la crisis de gobierno más prolongada de la historia moderna europea. Bélgica está con un gobierno en funciones desde el 21 de diciembre de 2018, cuando los nacionalistas flamencos, que habían abandonado el gobierno unos días antes, amenazaron con una moción de censura al gobierno Michel II, y éste dimitió y se quedó en funciones. No queda tanto para batir el récord, no, todo es ponerse.

Y, claro, cuando uno ve que los partidos antisistema (porque a ver qué son los independentistas y los estalinistas) van ganando posiciones, mientras que los partidos del sistema se pegan más que Loctite, los bienpensantes y paniaguados comienzan a verle las orejas al lobo.

Pero eso lo dejo para otro momento, que ahora tengo faena.

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